Dicen que el MVP (jugador/a más valioso/a) de un torneo es un premio casi siempre reservado a alguien del equipo campeón. Habitualmente suele ser así, en efecto. Pero la exhibición de Ángela Salvadores en la final del Campeonato del Mundo sub'17, el pasado domingo ante Estados Unidos, le valió tal galardón, pese a que la selección española cayó finalmente derrotada por 75-77 frente a la gran favorita, siempre que hablemos de baloncesto femenino en cualquier categoría.
La exhibición de la jugadora asturiana del Siglo XXI de Barcelona, con 40 puntos en el partido por el título, nos puso la piel de gallina a más de uno. No era ya que durante el partido nos recordara a las Amaya Valdemoro o Blanca Ares, sino que nos hacía pensar directamente en Juan Carlos Navarro o en el mismísimo Drazen Petrovic, el jugador en el que dice fijarse siempre, pese a que por una pura cuestión matemática, nunca le vio jugar en directo (Petrovic falleció en 1993, cuatro años antes de que naciera Ángela). Desde luego, no es mal espejo en el que mirarse. El Genio de Sibenik, y Diana Taurasi, como su jugadora favorita.
19,9 puntos; 7,4 rebotes, 3,6 asistencias y 17,6 de valoración, para completar un torneo extraordinario con 5 de 7 triples en la final, a cual más espectacular, y un total de 16 canastas de 29 lanzamientos, para un 55% de acierto. Números excelsos para una jugadora exterior. Pero Ángela no estaba contenta tras la final, y sigue sin estarlo más de veinticuatro horas después: "Queríamos el oro. La liamos pero no lo suficiente, pudimos liarla más", declaró a Libertad Digital el día siguiente a la derrota contra las estadounidenses.
El futuro del baloncesto femenino español parece garantizado... ahora que los clubes agonizan. Varias generaciones han dominado Europa y también han llegado varias medallas mundiales en los últimos años, augurando un futuro magnífico para la absoluta. Sin embargo, la desaparición del Ros Casares o los problemas económicos acuciantes para muchos clubes, incluidos los referentes Perfumerías Avenia y Rivas Ecópolis, no dejan en muchas ocasiones más opción a nuestras jóvenes que la emigración, a las universidades americanas, o directamente al profesionalismo en Europa, en mejores condiciones que en nuestro país.
Ángela Salvadores aún es joven, y el Siglo XXI es el lugar perfecto para crecer. Hambre no le falta; capacidad y talento, tampoco. Sólo necesita un poco de suerte para ser muy grande en este deporte. Su exhibición en la final del sub'17 está sólo al alcance de las elegidas.