Margaret Thatcher fue ejemplo de liderazgo transformador. Puso fin a la tiranía de lo políticamente correcto, dio la batalla de las ideas y no aceptó el dominio cultural de la izquierda. Creía en una nación de personas responsables, dispuestas a ganarse su prosperidad y entregadas a la defensa de la libertad sin traspasar al Estado la responsabilidad de sus vidas.
Su estilo de gobierno se basó en la asunción de la responsabilidad de tomar decisiones y de actuar, tanto frente al abusivo poder sindical como frente a la Unión Soviética o la dictadura militar argentina.
Su objetivo, un mundo donde las personas, hombres y mujeres fueran las responsables últimas de sus vidas, para lo bueno y para lo malo, donde los valores del esfuerzo, el sacrificio y la responsabilidad imperaran y un mundo, finalmente, donde la libertad no se viera amenazada, ni por amenazas externas ni por la asfixia interna.
Era una auténtica liberal-conservadora. Su muerte nos deja un gran vacío, pero contamos con la vigencia de sus ideas, de sus objetivos y de su legado político.