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José María Marco

Desconcierto

Si el PP no toma posiciones claras en estos asuntos, desde la eutanasia hasta el aborto, se agravará algo que ya viene ocurriendo. Una parte de la sociedad, desorientada por la falta de liderazgo, se volverá hacia otros grupos o instituciones.

Al final, el socialismo vuelve a sus raíces, que es adoctrinarnos sobre cómo debemos dejarnos matar mansamente por quienes conocen mejor que nosotros mismos lo que nos merecemos. En esta película de terror, de la que acabaremos siendo los protagonistas, el toque navideño lo pone eso de que nos dejarán un rato para abrazar a la familia, la misma que con toda probabilidad dará el visto bueno a nuestra sedación terminal a poco que tengamos un seguro, algo ahorrado o un piso a medio pagar. No digamos ya si lo tenemos pagado del todo...

Parecía que en esta segunda legislatura, el Gobierno socialista iba a abandonar el frente ideológico-cultural al que tanto había recurrido en la primera. Por lo que se está viendo, no es así. Es posible que la profundidad de la crisis económica haya tenido algo que ver en esta recuperación. En contra de lo que algunos círculos socialistas preconizaron en su momento, se diría que los propios socialistas prefieren arriesgarse a que resucite la famosa estrategia de la crispación que, según sus propios análisis, no le sirvió al PP para ganar las elecciones de 2008, pero sí para hacerse con los votos de centro que impidieron una mayoría absoluta para Rodríguez Zapatero. Sería una estrategia del mal menor, a la espera de que pase el temporal económico y, como siempre, para llamar a la unidad de los suyos.

El PP puede no darse por aludido, pensando en que la crispación no le es de su interés electoral. Es verdad que esa crispación le hizo ganar algunos votos, pero no le llevó a ganar las elecciones. Se entiende por tanto la tentación de ponerse de perfil. En el PP también pueden pensar que todo este movimiento es una maniobra de distracción ante problemas mucho más serios. Y no es que no lo sea, en cierto sentido. Pero también es verdad que con esta vuelta de tuerca en lo cultural y lo ideológico el Gobierno socialista puede provocar algunos movimientos que al cabo le resulten favorables.

Si el PP no toma posiciones claras (no quiero decir radicales ni ruidosas) en estos asuntos, desde la eutanasia hasta el aborto, se agravará algo que ya viene ocurriendo. Una parte de la sociedad, desorientada por la falta de liderazgo, se volverá hacia otros grupos o instituciones. El Partido Popular, que ya había previsto este asunto, no ha tenido gran interés en fomentar el movimiento ciudadano tan vivo entre 2004 y 2007. Pero no podrá evitar que movimientos confesionales de diverso tipo, o incluso algunos órganos de la Iglesia católica, ocupen el lugar que él mismo, como partido político, estará dejando libre. La consecuencia inmediata será una reacción favorable al PSOE. A nadie habrá de extrañarle.

Por otro lado, la dificultad del PP para ofrecer una respuesta cultural también puede ayudar a que se intensifique algo que ya se está produciendo y que comprende lo anterior. Son desplazamientos ideológicos, propiciados por el funcionamiento de internet, que aglutinarán a grupos según líneas de pensamiento muy variadas e incluso contradictorias (desde la defensa del cristianismo hasta la promoción del islam en nombre de la presencia de la religión en el espacio público, por ejemplo). Que esto sea todavía minoritario no quiere decir que no vaya a tener efectos políticos.

A lo mejor en el PP piensan que así se libran de los ultras, pero es posible que lo que esté ocurriendo es que la falta de liderazgo en este terreno tenga por consecuencia el desapego de una parte importante, en términos cualitativos, de la sociedad española. El PP no será responsable de todo esto, pero en cualquier caso, los perfiles bajos no son siempre garantía de éxito ni de moderación para el conjunto de la sociedad.

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