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José María Marco

La cultura del odio

Lo que el vídeo está ridiculizando no es a ninguna organización política. Es a los posibles votantes de la organización que no se nombra. Ellos son la diana del vídeo, que convoca al espectador a sentirse reconfortado por no participar en ese grupo.

El vídeo de las JJSS (Juventudes Socialistas, para quien no esté al cabo de la calle de las siglas) ha dado mucho que hablar. La agencia de publicidad, las JJSS y el PSOE pueden estar contentos. A Rodríguez Zapatero le ha hecho gracia. Según dice, "eleva mucho el debate" sobre la asignatura de Educación para la ciudadanía. En cierto sentido, tiene razón.

Como han subrayado los socialistas, el vídeo no hace referencia explícita al adversario político. Pone en juego una serie de clichés que conforman un arquetipo social. Sólo después de establecido éste aparece el nombre de José María Aznar puesto en labios del jovencito que se esfuerza por representar a un imbécil absoluto.

Insisto en que la política viene después, porque el vídeo no juega con la burla, la crítica o la sátira de un candidato o una organización. Con lo que juega es con imágenes, a las que se identifica con algunos rasgos de carácter. La imbecilidad, primera y fundamentalmente, como síntesis de una forma de ser resumida en unos cuantos gestos y una forma de vestir.

Lo que el vídeo está ridiculizando no es a ninguna organización política. Es a los posibles votantes de la organización que no se nombra. Ellos son la diana del vídeo, que convoca al espectador a sentirse reconfortado por no participar en ese grupo. Y luego, a despreciarlo.

El vídeo apela a un mecanismo moral muy antiguo. Propone una parodia despreciable. La superioridad moral de quien lo ha hecho –y de quien se identifica con el mensaje– se demuestra en su capacidad para percibir la degradación de quien encarna los rasgos de alguien que no merece ni el más mínimo respeto.

El cliché quiere retratar toda una parte de la sociedad española que no merece ser tenida en cuenta, distinta e inferior, por lo esencial, de aquella que se propone como modelo. El siguiente paso es la señal bien visible del anatema social. Y después vendrá lo obvio, en vista de la situación que llevamos viviendo desde el 2002, intensificada desde el 11-M.

Las JJSS pertenecen a un partido, hoy en el Gobierno, que negocia y pacta con los terroristas. Se ha negado a condenar los atentados, incluso a llamarlos por su nombre, tal como le dijeron los terroristas que hiciera. (Como dice Tomás Cuesta, ¿qué palabra que empieza con "a" utiliza Rodríguez Zapatero para hablar de "atentado"?)

Ese mismo partido gobierna gracias a organizaciones cuyos militantes han proferido amenazas de muerte contra sus adversarios. Detrás del círculo de letras del vídeo está una diana, con la bala y la mercromina, que pronto adquirirá otra consistencia. ¿Vale algo la vida de ese imbécil? Es lo que llevan decenas de años cultivando los nacionalistas. También se le llama "buenismo". Y es exactamente el contenido de la Educación para la ciudadanía.

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