Menú
José T. Raga

Prometer es una cosa

¿Para qué quieren 'cambiar España' los comunistas? ¿Qué es lo que pretenden?

Una promesa entraña siempre compromiso para quien la realiza. Un compromiso que, para que sea eficaz, deberá estar minuciosamente definido y siempre acompañado de una cláusula penal, que se aplicará en caso de incumplimiento, resarciendo a los que confiaron en lo prometido.

Por eso, las llamadas promesas de Podemos e Izquierda Unida, materializadas en las medidas que prometen aplicar en caso de llegar a formar Gobierno, tras las elecciones del 26 de junio, no son más que instrumentos para la confusión y para el engaño, que en eso sí que son expertos.

El objetivo de todas ellas, concretado en el título del documento suscrito, es poco clarificador, pues lo que pretenden es "Cambiar España". Lo que a mí me interesa, y supongo que a todos los que puedan sentirse tentados a votarles, es: cambiar, ¿hacia dónde?, ¿en qué dirección?, ¿para qué?

Pues yo, quizá por mis escasos conocimientos y mi falta de imaginación, no encuentro sentido al cambio por el cambio. Me adhiero a un cambio sí, que me lleve a un lugar o estadio mejor. Y no me ilusiona que me oculten el resultado previsto del cambio pretendido.

Además, la historia me ha demostrado con evidencias múltiples que, allá donde los comunistas se han hecho con el poder, prometiendo un cambio como ahora hacen Podemos e IU, el resultado ha sido siempre un cambiar para empeorar.

Empeorar no sólo en las condiciones económicas de vida sino, sobre todo, en las condiciones humanas y sociales, asfixiadas por la falta de libertad. Junto a la precariedad de las condiciones económicas, la escasez de lo esencial, existe esa otra escasez que se muestra en la humillación del hombre en tanto tal. La persona dotada de razón y por tanto de opinión propia, que tendrá que silenciar para evitar ser represaliado o, quizá, eliminado súbitamente.

¿Para qué sirvieron las promesas en todos estos casos o en la Rusia del 1917? ¿A quién reclamar por el engaño sufrido? No cabe promesa eficaz sin garantía de cumplimiento. ¿Qué se juega quien promete con promesa falaz? Está demostrado que la benevolencia de los electores tiende a ser indulgente con las mentiras que condujeron al lugar no deseado. Al fin y a la postre, es el cauce más conservador para no entrar en la desesperación provocada por los políticos.

En nuestro caso, ¿quién avala a Podemos y a IU? La corta trayectoria de unos y la larga de los otros no dejan espacio para el optimismo. Las medidas que llaman concretas –lejos de serlo–, sobre todo las económicas, la mayor parte de ellas son, simplemente, inalcanzables.

¿Querrán seguir la ruta griega o quizá la bolivariana? Eran y siguen siendo los referentes con los que se identifican.

En España

    0
    comentarios