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José Vilas Nogueira

Las mentiras del PSOE

Y viene ahora una empresa alemana a incordiar. Y el corazón de Europa es ya piltrafa hedionda, y ya no vale la argumentación que justificaba la renuncia a Niza, sino la contraria, y hasta Carod Rovira se erige en campeón de la españolidad.

El Gobierno y los partidos que lo apoyan, se alimentan de mentiras; excretan mentiras; chapotean en la fétida charca de la mendicidad permanente. Dicen hoy una cosa, ayer decían lo contrario, anteayer otra diferente. Siempre mentira. La participación española en la Guerra de Irak, acordada por el Gobierno Aznar, era un crimen, pese a excluir la participación en acciones de guerra. Si Zapatero ganaba las elecciones retiraría las tropas. Ganó las elecciones y las retiró antes de la fecha que él mismo había establecido, tal era su ansia de paz. Sin embargo, después, ocultamente, las tropas españolas fueron embarcadas por este "pacífico" Gobierno en acciones de guerra en ese "criminal" conflicto.

El accidente del Yak 42 fue utilizado para una operación de linchamiento moral de Federico Trillo, Ministro de Defensa del Gobierno Aznar. Se pretendió exigirle responsabilidad política, como si ésta no se hubiese agotado con la derrota electoral del Partido Popular. Pero el "pacífico" Gobierno de Zapatero incrementó la presencia militar española en Afganistán. Se cayó un helicóptero y nadie sabe qué pasó, si fue derribado, si el aparato no era adecuado para la misión encomendada, si hubo error del piloto. Mentira tras mentira, lo único cierto es que el helicóptero cayó y hubo dos decenas de muertos.

Se justificó la renuncia a los ventajosos términos del Tratado de Niza, negociado por el Gobierno Aznar, en aras del europeismo y de la alianza con el corazón de la vieja Europa, el eje franco-alemán. Pero, ahora los alemanes son "enemigos". La OPA hostil de Gas Natural sobre Endesa no era una operación política. No tenía qué ver con el llamado "Pacto del Tinell" ni con la infeudación del Ministro Montilla a los intereses de la Caixa. Como no era una operación política se violentó la composición y las decisiones de los organismos reguladores. Como no era una operación política, Zapatero trajo, de noche y en avión, a la Moncloa, al inefable Durâo Barroso (por cierto, el anfitrión de la foto de las Azores) para asegurarse, no se sabe a cambio de qué, la neutralidad de la Comisión Europea.

Como no era una operación política quienes alertaban de estos excesos, quienes defendían la independencia del mercado, quienes invocaban los intereses de los consumidores y los derechos de los accionistas de Endesa sólo se movían, realmente, por "catalanofobia". Mentira tras mentira, el éxito de la operación parecía asegurado. Y viene ahora una empresa alemana a incordiar. Y el corazón de Europa es ya piltrafa hedionda, y ya no vale la argumentación que justificaba la renuncia a Niza, sino la contraria, y hasta Carod Rovira se erige en campeón de la españolidad. Todo mentira, Zapatero, Montilla, Carod, Mas, y algunos más, los oligarcas del PSOE y de los partidos amigos, y los capitanes de industria asociados, son los únicos españoles a quienes reportará beneficios la violación del libre funcionamiento del mercado.

Zapatero dijo que asumiría como propio el texto del nuevo Estatuto que saliese del Parlamento de Cataluña, con despótico desprecio a las instituciones establecidas. Después dijo que no, que lo iba a ajustar a la Constitución, dejándolo limpio como una patena (sic). Pero más sucio este proyecto, por referencia al texto constitucional, que los establos de Augías, nuestro desmedrado Hércules monclovita hubo de requerir alguna colaboración y, en el secreto de su alcoba recurrió a Artur Mas, que para el caso es como pretender apagar el fuego con gasolina.

Han dicho que están negociando con la ETA, que no están negociando con la ETA, que sólo se negociará con ellos cuando hayan abandonado las armas, que bastaría con una tregua, que es preciso un anuncio definitivo del cese de la violencia, que es preciso un anuncio del cese definitivo de la violencia (no es lo mismo), que Batasuna no existe, que Batasuna es ilegal, que Batasuna es un interlocutor legítimo e imprescindible para el proceso de paz (¿y dónde están los ejércitos contendientes?), que no debe haber vencedores ni vencidos, que sí ha de haberlos, pero que el vencedor será la democracia (no los demócratas) y el vencido, el terror (no los terroristas). El otro día, Rajoy preguntó en el Congreso a Zapatero si éste garantizaba que no negociaría ni concedería a los nacionalistas vascos el derecho de autodeterminación. Parece que Rajoy no estaba muy vigoroso (políticamente, claro es) ese día, aunque no seré yo quien se lo reproche. Zapatero dijo que no. Pero qué más da lo que diga, desde su charca de la mentira contumaz. Cuando le convenga dirá lo contrario y cuando mejor le aproveche no dirá ni una cosa ni otra, sino algo diferente.

Para qué seguir. La mentira permanente impide cualquier comunicación y por su medio destruye la sociedad.Quo usque tandem abutere, Catilina, patientia nostra?, se preguntaba Marco Tulio Cicerón. "¿Hasta cuándo abusarás, Zapatero, de nuestra paciencia?", debería preguntarse la sociedad española. Si no nos formulamos seriamente esta pregunta, más pronto que tarde, los fétidos vapores de la charca de la mendacidad permanente, en la que chapotean felices déspotas zafios y corruptos, nos ahogarán definitivamente.

En España

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