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Juan Carlos Girauta

América dividida

lo que no se entiende es que a las pocas horas del chasco ya cabalguen otra vez sobre la consigna. Empeño inútil si se trata de periodistas y contraproducente si viene del partido del gobierno

Ahora toca hablar de división. Una América quebrada, partida en dos. Los Estados Desunidos, su sociedad fraccionada, resquebrajada. Cuando se les acaben los adjetivos o se cansen, tendrán otra oportunidad de reflexionar acerca de lo inútil de su trabajo propagandístico. La difusión de consignas repugna a quien se marca unos mínimos de exigencia ética y estética, pero siempre le cabe al corifeo, o a sus soplagaitas, invocar la eficacia y el valor de su causa. Vale. Ahora bien, sin eficacia posible, la acción propagandística es pura memez, pérdida de tiempo y de energías.
 
Se entiende el reciente despliegue de medios en los EEUU, especialmente en el caso de TVE y de la SER, como el intento de aprovechar en beneficio del PSOE y del gobierno, y en perjuicio del PP, un triunfo de Kerry, distorsiones mediante. Distorsiones dirigidas por aprendices de Procustro para mutilar al fetiche demócrata, invitado a la fuerza a nuestra batalla política, hasta que quepa en el lecho de la izquierda hispana.
 
Luego les sale mal y muestran contrariedad. Es cosa preocupante que ni el presidente sepa disimular. Esta izquierda nuestra tiene siempre los sentimientos a flor de piel, es muy auténtica, súpersincera y muy transparente, y tal.
 
Pero repito, lo que no se entiende es que a las pocas horas del chasco ya cabalguen otra vez sobre la consigna. Empeño inútil si se trata de periodistas y contraproducente si viene del partido del gobierno. Rodríguez hasta le ha cambiado el nombre a los Estados Unidos: añade siempre "de Norteamérica". Chorradas.
 
No parece la mejor manera de restañar heridas convertir en idea fuerza la profunda división de la sociedad americana. Entre otros motivos, porque es mentira. Se lo creerán los que confunden EEUU con los mapas en rojo y azul que vieron en la tele. Mira, tú, las costas azules, el interior rojo... ¡menuda división!
 
Horacio Vázquez-Rial refrescó recientemente en ABC una serie de datos históricos que habrían desconcertado a la izquierda ágrafa si la izquierda ágrafa no lo fuera y además leyera el ABC. Recordaba que el progresismo está en el origen mismo del partido republicano. Recordaba a Lincoln y el abolicionismo. Leyéndolo pensé: ahí puede empezar un acercamiento crítico de posturas. Y entonces apareció por todas partes lo de la quiebra, la división, la rotura de la sociedad americana, que es la más cohesionada del mundo libre en cuanto toca a sus valores fundacionales. Valores que coinciden con los de la democracia moderna. Qué curioso, ¿verdad?
 
Porque Estados Unidos y democracia ya son conceptos inseparables, presidente. Usted verá, con el déficit democrático que arrastra su partido, si le conviene seguir metiéndole el dedo en el ojo a George W. Bush.

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