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El modo y el momento escogidos para relevar a la cúpula militar sugiere la intención de relacionar a los destituidos con la tragedia del Yakovlev, de endosarles el marrón, hablando claro, para aparecer Zapatero y Bono como lo que no son: gobernantes fuertes. Hacerse el gallito con los militares, como vacilarle a los EEUU, es una cosa que sale gratis y que viste mucho.
 
Pervirtiendo el significado del acto mediante la duplicidad de mensajes, Bono despidió con elogios a los mandos salientes. ¿Cómo si no? Pero la decisión se tomaba en el peor momento para ellos. El ministro negó la relación entre los resultados de las investigaciones forenses del Yakovlev y los relevos, pero todos entendimos que la afirmaba. Algo muy propio de un discípulo de aquel personaje que desconocía a John Lennon y promovía el consumo de drogas. Ni un solo español que no esté dormido entiende el relevo como otra cosa que una sanción. En la mente de todos operan implacables tres falacias: post hoc ergo propter hoc (la sucesión temporal sugiere la causal); argumentum ad populum, o falacia del mal uso de la democracia, que consiste en jugar con los sentimientos populares; argumentum ad baculum: la intimidación en lugar de la razón. Así, frente a un hombre que cita en sus momentos más bajos a Kipling, Francisco Vázquez argumenta que un militar se tiene que callar. La izquierda variopinta parece coincidir en este punto. No opinaban lo mismo cuando dentro de la Guardia Civil se reclamaba el derecho a la cohabitación homosexual. Ni cuando un militar fue portada de la revista Zero.
 
Yo entiendo que el militar está comprometido con un concepto de la disciplina más estricto que el de otras profesionales. En lo que no creo es en la indefensión de nadie, por mucho que sea militar. Más le hubiera valido a Alejandre que Bono le hubiera culpado directamente de la tragedia, porque al menos nadie pondría en duda su derecho a defenderse. Lo halaga públicamente negando el nexo causal mientras lo culpa implícitamente, estableciendo tal nexo mediante la elección del momento justo, el momento que fulmina su carrera. Creo que en este caso el general puede y debe hablar. Nadie ha de conformarse con la indefensión. Y que no vengan con que al general no se le ha acusado de nada. Por si alguien no se hubiera enterado, el presidente de la Asociación de Familias Afectadas por la catástrofe del Yakovlev 42 se ha referido a él en estos términos: “un general sin honor no tiene derecho a réplica”. ¿Por qué es Alejandre un general sin honor? ¿Cuándo lo ha perdido? Así que aquí todos nos entendemos, ¿verdad?
 
El general no sólo tiene derecho a réplica, es decir, a defender el honor que le niegan, sino que todos los españoles tenemos el derecho de conocer exactamente lo que sucedió. Y si se establece finalmente que la cúpula destituida no tiene responsabilidades en el asunto –como implícitamente quieren hacernos creer-, entonces tendremos que concluir que el gobierno de España ha utilizado el dolor de una terrible tragedia para manipular a la opinión pública y obtener réditos de imagen. Y ya van dos veces.

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