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Juan Carlos Girauta

En mil pedazos

Ahora celebra el no-líder de la no-izquierda que Aguirre investigue la trama de los espías: "Todos deben saber lo que tienen debajo". Bien. ¿A quién tiene debajo Gallardón?

Insiste Feijóo, sospechosamente, en que el PP no está roto. En realidad ya venía roto, aunque primorosamente pegado, cual jarrón chino que ha conocido el suelo. El primor lo puso Aznar, cuyo pegamento se llamaba liderazgo, se llamaba disciplina, se llamaba crítica implacable al adversario, se llamaba victoria. Y a ver quién le discute el mérito, doble y hasta triple, puesto que el gran PP de finales de los noventa no era propiamente "la derecha" sino la no-izquierda, tesis que intenté defender en La eclosión liberal y en la que me reafirmo.

Resumiéndola mucho, el PP no puede derrotar en la vida al PSOE, mezcla de Falange de los cuarenta, repartidora rural, diabólico Big Brother orwelliano y PRI de siempre, revolucionario, institucional y con tendencia natural a eternizarse. No puede salvo que... todo aquello que no es izquierda ni nacionalismo corra a juntar sus pedazos como el jarrón chino del aznarato.

A estas alturas, el menos indicado para reunir fragmentos, engañar grietas, disimular rajas y velar fisuras es Mariano Rajoy, especialista en estropicios, empezando por su invitación a liberales y conservadores a marcharse, continuando con sus patadas a los medios que leen sus votantes, pasando por el mobbing a María San Gil, que aún colea, y acabando con la zancadilla artera, en pleno ataque prisaico, a la presidenta madrileña, cuya serenidad en aquel helicóptero acaso siga avergonzándole.

Ahora celebra el no-líder de la no-izquierda que Aguirre investigue la trama de los espías: "Todos deben saber lo que tienen debajo". Bien. ¿A quién tiene debajo Gallardón? No leyendo más queMarca, quizá ignore Rajoy lo de los parapoliciales del alcalde. Repito sin retintín y sin segundas, que uno no es Miguel Sebastián: ¿A quién tiene debajo Gallardón? ¿Y Rajoy? Si se atiene a su máxima, lo tiene que saber todo sobre los inquietantes tesoreros de dossieres infamantes y placas de Anacleto. Un día pide: "¡Por encima del ombligo!". Al siguiente: "¡Por abajo!". Que se aclare.

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