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Juan Carlos Girauta

Es un plebiscito y la respuesta es no

Un plebiscito a la vuelta de la esquina con el que Rodríguez pretende borrar todo lo anterior mediante el minucioso aprovechamiento, una vez más, del sentido de estado de la derecha, el que llevó precipitadamente a Rajoy a sumarse al sí. Es lo de la OTAN.

En pocas semanas se va a celebrar un plebiscito sobre el Gobierno radical de Rodríguez. Aparentemente, se trata de un referéndum sobre ese tratado al que llaman Constitución Europea, pero a nadie se le escapa que el presidente se dispone a usarlo alegremente de la misma manera que Felipe González usó el referéndum de la OTAN con provecho y beneficios sin cuento (para él).

 
Rodríguez llegó por sorpresa, como apunta Le Figaro, y accidentalmente, como observó The Wall Street Journal. Tras dos años de agresividad, guerracivilismo, demagogia y conversión del adversario en enemigo a costa del Prestige y de la guerra, tras la fulminante operación de intoxicación masiva urdida entre el 11 y el 14 M, la aritmética parlamentaria puso al Gobierno sorpresivo y accidental en manos de grupos conjurados para volar el consenso constitucional y descuartizar España gratis.
 
Han sido ocho meses de inoperancia en la gestión, de eficaz propagandismo, de alianza con ambiguos lobbies, de lenguaje políticamente correcto hasta la náusea, de provocación sistemática a la Iglesia Católica y con ella a millones de ciudadanos, de sectarismo en los medios de comunicación, de ataques a personas y medios críticos con acusaciones falsas, de vergonzosas preferencias entre comunidades autónomas, de renuncia a los propios principios ideológicos y a las mínimas responsabilidades de Gobierno, de incansable trabajo en contra de los intereses de España en el exterior. Hoy, aparte de ellos mismos, a los socialistas españoles los respetan un par de tiranos hispanos y dos potencias extranjeras: Mongolia y Angola.
 
Esto es lo que hay. Y también un plebiscito a la vuelta de la esquina con el que Rodríguez pretende borrar todo lo anterior mediante el minucioso aprovechamiento, una vez más, del sentido de estado de la derecha, el que llevó precipitadamente a Rajoy a sumarse al sí. Es lo de la OTAN. Por eso el sí que nos van a vender Gabilondo y Del Olmo no trata de Europa. Si tratara de Europa también habría que rechazarlo por motivos que, personalmente, empecé a exponer aquí hace medio año y que le resumí a Ana de Palacio en La Linterna de la COPE el pasado martes: 1) la Constitución Europea no es una constitución; 2) es terriblemente intervencionista; 3) no recoge los valores fundacionales de Europa; 4) por algún motivo no nos la explican; 5) empeora la posición obtenida por España en Niza; y 6) Rodríguez la va a utilizar como un plebiscito. Y este es el punto clave.
 
Existe en el no una posibilidad nada desdeñable de conducir a Rodríguez a la convocatoria de elecciones anticipadas. Elecciones que, por supuesto, preferiría que ganara el PP. Si no es así, lo mejor es que las gane el PSOE por mayoría absoluta. Que al menos gobiernen libres de tanto chantajista como hoy guarda cola en la Moncloa.

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