La lógica de Ibarretxe tiene una apariencia aseada. ¿Cómo se va a negar el Gobierno español a negociar con él después de haberlo hecho con ETA y Batasuna, valga la redundancia? No obstante, bajo el pulcro silogismo implícito se esconde una falacia cochambrosa que corresponde a los socialistas higienizar.
Trabajo comparable a la limpieza de los establos de Augías. Resumiendo, una putada, que diría Vicefernández. No se les ve muy dispuestos a reconocer su culpa, la grandísima culpa contraída al poner a los encapuchados a su misma altura, que es la de un Gobierno legítimo empeñado en dejar de serlo. ¿O acaso humillaron a los etarras sentándolos en sillitas más bajas para que les quedara el mentón a nivel de la mesa, al modo de Peter Sellers en El guateque?
Hay que ser un hooligan socialista para creerse a estas alturas que Rodríguez no estaba dispuesto a las concesiones políticas. ¿Habrá que recordar las dos mesas? ¿Habrá que volver a ponerles frente a la vergüenza de aquel Patxi Nadie que buscaba y hallaba razones bajo unas capuchas que son pura sinrazón, vertiente sanguinaria?
Se les ve perdidos y tensos: Vicefernández abroncando a la presidenta del Tribunal Constitucional, como si hablara con su asistenta; el pobre Blanco desbarrando, creando fantoches de fachas que pertrecha de noche como muñecos madelman para de día barrerlos con vídeos y calumnias, un juego solitario. Y ahora, por si fuera poco, coge Ibarretxe, se baja de la Enterprise (¡ya insinuó Carmen Calvo que volvería la Federación de Planetas Unidos, y no le hicimos caso!) y les planta su lógica negociadora en toda la cara, a menos de cinco meses de las elecciones.
Si esto fuera un seminario de negociación en vez de una columna, les aconsejaría (no viene de un asesor más, presidente; háztelo, tío) que fueran al principio de sus apuntes, a la primera página, donde dice que se negocia sólo sobre aquello que queda fuera de las relaciones de poder. Así, cuando abran la puerta de la Moncloa y encuentren allí plantado al Doctor Spock –"Hola, vengo a hablar de la autodeterminación"–, podrán despacharlo inmediatamente: "No es aquí". Lo que les ahorrará un tiempo precioso en época preelectoral. Un tiempo que podrán dedicar a pertrechar más fantoches de fachas, a troche y moche, con sus banderitas "del pollo" y sus cocodrilos, y hasta sus bracitos en alto.