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Juan Carlos Girauta

La policia està al servei del ciutadà

Los Mossos d’Esquadra empiezan a dar miedo a la gente de bien. No a los yihaddistas que han convertido Cataluña en su principal plataforma europea. No a los separatistas que revientan actos del PP y Ciudadanos

Así empezaba una canción de Quico Pi de la Serra cuando la policía daba miedo. La he recordado porque en ocasiones vuelve a darlo. No pienso en los que detuvieron a dos ciudadanos por ser del PP. A fin de cuentas, la justicia puso las cosas en su sitio, y otro tanto está haciendo con esas cabezas borradoras que hacen desaparecer el nombre de la ETA de los documentos periciales.

Tampoco pienso en el tenebroso laberinto de espías y uniformados que aloja al Minotauro del 11-M. Siniestros funcionarios consagrados a la desorientación, aturdimiento y perdición de cuantos insensatos se asoman al abismo. Ejemplo de abismo: los pisitos contiguos de Leganés. En el uno, Anacleto colecciona papeles de la ETA; en el otro explotan oportunos suicidas. O suicidados.

Ni siquiera aludo a los gravísimos insultos que se cruzan entre sí los sindicatos policiales en su simpática campaña. Ni al irresuelto chivatazo que dio algún agente cooperante. Cooperante de esa oenegé vasca, cómo se llama, ah, sí, ETA, esa que recibe a diario emocionantes muestras de solidaridad del Gobierno.

Poco cabe esperar de un país cuyo ministro de Justicia está empeñado en meterles Prozac y Valium a los muertos en la boca, al modo quizá de las monedas que, sobre los ojos, aseguraban el tránsito adecuado de los griegos caídos.

El tema policial de hoy era otro: los Mossos d’Esquadra, que empiezan a dar miedo a la gente de bien. No a los yihaddistas que han convertido Cataluña en su principal plataforma europea. No a los separatistas que revientan actos del PP y Ciudadanos mientras ellos miran al cielo y silban Els Segadors. Dan miedo a la gente normal. Al menos a la gente normal que ha visto en YouTube a varios valientes pateando a un detenido indefenso. O que saben de las salidas de paisano a las discotecas y de las peleas subsiguientes, que acaban en detención, comisaría y paliza.

¿Qué les está pasando a los Mossos d’Esquadra? El otro día se negaron a atender a una anciana con Alzheimer, en Barcelona. El conseller de Interior ha tenido que instalar casi cien cámaras en su cuartel general para tenerlos controlados. (Sí, sí, a ellos, a los policías.) Uno acaba de matar a un psicótico que blandía un pico. Le metió cinco balas. A un enfermo. La juez lo ve proporcional. Sólo ella.

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