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Juan Carlos Girauta

Llegó el día y nada hubo

El ultimátum de Iceta vence hoy. ¿Y ahora qué? Para valorar el grado de deterioro político de Cataluña, nada mejor que esperar y observar la reacción del tripartito ante esta humillación.

Hoy es la fecha límite. De acuerdo con el ultimátum del PSC, va a haber un serio cambio en la relación del socialismo catalán con el PSOE. Y ese cambio será temible, sobre todo, para el segundo, según se desprende del contexto del ultimátum y del tono utilizado por Iceta. ¿Y ahora qué? ¿Va a abandonar el PSC la nave española? ¿Va a bloquear las más importantes leyes del Congreso? ¿Va a decir Montilla, con todas sus letras, que Zapatero es un mentiroso compulsivo, un estafador político y un incumplidor sistemático? Hay un pequeño problema: romper el pacto con el PSOE, desobedecer en el Parlamento o enfrentarse al líder socialista tendría como consecuencia inmediata la pérdida del Gobierno de la Generalitat.

Los socialistas catalanes se van a tragar el farol. El primero en verlo fue el propio Zapatero, que, al conocerlo, se echó unas risas y dijo para la posteridad: "Yo soy el PSC". Ahora el sudoku de Solbes llega con una solución a la altura del personaje. Es una propuesta de modelo de financiación que carece de cifras, algo así como una misa sin cura, un entierro sin muerto o una izquierda sin prejuicios. Semejante solución... hasta dormido, ¿verdad Solbes? El estatuto catalán, que establece la bilateralidad como forma normal de relación con el Estado, fue aprobado en el Congreso por los mismos socialistas andaluces, madrileños o extremeños que han impedido que funcionara aquella bilateralidad.

Algunos de los que defendemos la multilateralidad creemos todavía más en el imperio de la ley. El estatuto es, hoy por hoy, una ley vigente; las formalidades y los plazos que marca han sido violados por el Gobierno. El posterior pacto de la vicepresidente Fdez. con elconsellerSaura ha sido incumplido. El ultimátum de Iceta vence hoy. ¿Y ahora qué? Para valorar el grado de deterioro político de Cataluña, nada mejor que esperar y observar la reacción del tripartito ante esta humillación. Aglutinó Chacón mucho voto nacionalista con el espantajo de un PP que iba a asfixiar a Cataluña. Pero el único acuerdo financiero respetuoso con esta comunidad, cumplido rigurosamente por el Gobierno de España y suficiente para subvenir a los servicios que presta la Generalitat se alcanzó con el PP en la Moncloa. No esperen reflexión: en el mundo de Montilla, como en el de su jefe, una consigna vale más que mil hechos.

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