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Juan Carlos Girauta

Mena cabalga de nuevo

Y aquí está Mena, cabalgando de nuevo. Y de nuevo podrán decir que actúa estimulado por los socialistas. De momento nadie arguye que las comisiones se cobraran por Cataluña, pero una cantinela muy parecida nos recuerda que estas cosas es mejor no tocarlas

Algo me dice que al fiscal jefe del Tribunal Superior de Justicia de Cataluña, José María Mena, no le molesta la carga que le ha caído encima en forma de denuncias por corrupción. Bola de nieve iniciada por Juan Antonio Salguero, quien también ha provocado una curiosa reacción en Felip Puig: una querella por estafa contra él cuyo olor evoca ciertas conocidas flores del mal: la llamada “querella catalana”, que se presenta para tener una baza negociadora en el futuro; el delito de denuncia falsa del 457 del Código Penal. Vaya usted a saber.
 
Una influyente firma de La Vanguardia, acaso frustrada por la honradez del PP, se desahoga refiriéndose al “partido de Naseiro”. Parafraseándolo, yo diré que el partido de Planasdemunt, Prenafeta, Cullell, Alavedra y Roma, el partido que promocionó a Javier de la Rosa y a Luis Pascual Estevill, el partido cuyo líder tenía como abogado a Piqué Vidal, el partido coaligado con los del caso Pallerols y el caso Turisme, el partido de Mas, digo, ha perdido los papeles. A Maragall ya no saben como transmitirle su deseo de pactar: le guiñan el ojo, le dan con el codo, pero nada. En un esfuerzo hermenéutico, afirmo que si Maragall no se retracta es porque no quiere.
 
Y encima le toca a Mena organizar la ofensiva judicial. El mismo que con Carlos Jiménez Villarejo montó la querella presentada en 1984 por Burón Barba contra Jordi Pujol días después de que CiU ganara por mayoría absoluta las elecciones autonómicas. Cuando Guerra fanfarroneó con meter a Pujol en la cárcel.
 
Florenci Pujol había adquirido en 1959 un banquito de Olot. Pasaría a llamarse Banca Catalana mientras su hijo Jordi cumplía condena por organizar en el Palau de la Música de Barcelona la protesta contra la prohibición del Cant de la Senyera, poema e himno de Joan Maragall. La entidad cometió irregularidades sin cuento que muchos consideraron habituales en esa época. Lo peculiar era al servicio de qué se cometían las irregularidades, matiz que acabaría librando a Pujol de toda responsabilidad política, primero, y penal, después. A título de ejemplo, lo primero que hizo Pujol desde Banca Catalana al salir de la cárcel fue montar la campaña “Volem bisbes catalans” (Queremos obispos catalanes)
 
Cuantos han investigado el tema coinciden en que Pujol utilizó los fondos a espaldas de los accionistas. Pero cuando Mena y Villarejo le hincaron el diente estalló la indignación general por lo que se consideró un ataque contra Cataluña orquestado por los socialistas. Compartían esta visión miles de accionistas a quienes no importaba, por lo visto, ver el valor de sus acciones reducido a una peseta.
 
Y aquí está Mena, cabalgando de nuevo. Y de nuevo podrán decir que actúa estimulado por los socialistas. De momento nadie arguye que las comisiones se cobraran por Cataluña, pero una cantinela muy parecida nos recuerda que estas cosas es mejor no tocarlas. A ver.

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