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Juan Carlos Girauta

Un vendedor de humo del malo

Son varias las iniciativas que, aprovechando la tontería agosteña, se han desplegado en el Principado para insuflar nuevas fuerzas al odio antiespañol, al cabo el único motor del nacionalismo, si descartamos espejismos.

Los mensajes que lleva Montilla son de mal vender, como lo prueban sus tristes declaraciones a la SER. Tomaremos dos ejemplos que son en realidad los dos pilares de cartón piedra que sostienen ahora mismo la política catalana y por los que se va a derrumbar el armazón del Estado paralelo del tripartito. El uno sostiene lo cualitativo, resumido en una arremetida separatista en varios frentes. El otro aguanta lo cuantitativo, centrado en los dineros que el Estado ha de dedicar a Cataluña.

Son varias las iniciativas que, aprovechando la tontería agosteña, se han desplegado en el Principado para insuflar nuevas fuerzas al odio antiespañol, al cabo el único motor del nacionalismo, si descartamos espejismos. Brillan por su deslealtad y por su mala fe la del vocal del Consejo General del Poder Judicial a propuesta de CiU, un López Tena, y su "Círculo de Estudios Soberanistas", el anacrónico tancament de caixes de Pujol, o la "refundación" del catalanismo de Artur Mas, que significa independentismo aplazado pero con él de president. Sin embargo, esta enésima orgía de la antiespaña la inauguró el socio del PSC y vicepresidente de la Generalidad Carod-Rovira con su referéndum separatista del 2014.

¿Y qué dice Montilla de su socio principal? ¿Qué puede decir el pobre Montilla? Poco, pues todo lo que el de Iznájar lleva en el maletín es de pacotilla. Sale así del aprieto, y no se rían: le "parece bien" lo del 2014 porque "no es ninguna sorpresa que los independentistas digan que quieren la independencia para Cataluña". Con tal lógica uno puede asociarse con cualquiera, por ejemplo la ETA, y justificarse siempre: no es ninguna sorpresa que los terroristas pongan bombas, etc.

En lo cuantitativo, los malabarismos de Montilla dan alipori. Sostiene que en 2008 va a llegar más dinero a Cataluña que en 1996-2000, la legislatura del Pacto del Majestic. Siendo esto falso, y confundiendo términos absolutos con términos relativos, y dando la sensación de que suma los dineros de cuatro años (probablemente el bachiller no ha entendido a sus asesores, o los ha entendido demasiado bien), lo significativo es que haya olvidado la segunda legislatura de Aznar, cuando el PP no necesitaba a CiU pero ésta sí necesitaba al PP para mantenerse en el poder, cuando Aznar invirtió en Cataluña motu proprio más de lo que había invertido nunca González y más de lo que iba a invertir Rodríguez. Cuando se llegó, en fin, al 18’6 % de la inversión total del Estado. Lo que no está nada mal considerando en cuánto se cifra la sonora reivindicación cuatripartita (y lo que marca el estatut): el 18’85 %, es decir, la misma proporción que la aportación catalana al PIB español. Hable con Solbes a ver si iguala eso, Montilla, y no nos venda humo.

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