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Juan Carlos Girauta

Zapaterina preposicional

Sin apartarse un palmo de la secta. So pena, carnicero, franco, iglesias.

A remolque de ETA.
Ante el estupor de Occidente.
Bajo el influjo de Bean y de Clousseau
Cabe la biblioteca de atrezo.
Con el aplauso de Chirac y el Sultán.
Contra los intereses que dice defender.
De vacaciones la mitad del año.
Desde la más absoluta vacuidad.
En Babia, León.
Entre un mandato de Aznar y otro de Rajoy.
Hacia ninguna parte y sonriendo.
Hasta decir basta, iconoclasta plasta.
Para que no nos olvidemos de Caín.
Por molestar, por nada, por torpeza.
Pro domo sua siempre
Según el viento sople en las encuestas.
Sin apartarse un palmo de la secta.
So pena, carnicero, franco, iglesias.
Sobre vano, mendaz.
Tras la mofa de Irak, la befa del Bazán.
Allende las fronteras, ninguneo.

Adonde el rey jordano en las Canarias, alicatado, sofá y piscinas varias.
Circa 1934.
Como testigo mudo, negociación de fondos en Bruselas.
Cuando estudiante siente la llamada del escaño.
Durante tres días de marzo, Dios sabe dónde y qué.
Excepto Solbes, festival de impericia.
Mediante trampas, manifas, demagogia.
Menos España, todo es nación.
Par Dios no juró el cargo, prometiólo.
Salvo al PP, a nada le hace ascos.
Vía Rabat, Moncloa; vía Moncloa, Caracas y La Habana.

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