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Juan de Dios Dávila

Tristes, pero firmes en la victoria

Hoy la sociedad española se enfrenta no sólo contra el peligro del terrorismo, sino también con el peligro de una sociedad que bajo la coacción del terror y el miedo prefiera vivir de rodillas antes que defender la libertad

El nuevo asesinato cometido por ETA, vuelve a llenar los corazones de los españoles de tristeza e indignación.
 
Mediante el terror, el miedo y la tristeza, el terrorismo busca una sociedad incapaz de mantenerse firme en sus convicciones, llevando al honrado ciudadano a darse por vencido, a conceder a los terroristas todo aquello que piden con tal de evitar más muertes.  
 
Hoy la sociedad española se enfrenta no sólo contra el peligro del terrorismo, sino también con el peligro de una sociedad que bajo la coacción del terror y el miedo prefiera vivir de rodillas antes que defender la libertad, ya que dicha defensa puede suponer arriesgar la vida. 
 
Pero no nos engañemos, quien busca el poder mediante el terror y el miedo, se mantendrá en el poder a base de esos mismos instrumentos, e intentará por todos los medios que la sociedad “negocie”, es decir, que la sociedad ceda ante el terrorismo.
 
Hay momentos históricos que son encrucijadas en las que hay optar por el camino a seguir. Hoy podemos optar por la rendición frente a los asesinos, o por el contrario combatir a ETA. Podemos optar por perder nuestra identidad como hombre libres y españoles, o por el contrario mantenerla con orgullo y valentía. 
 
Hoy debemos estar alertas también frente a todos aquellos políticos que están dispuestos a ceder frente a ETA, que están dispuestos a anular nuestra identidad mediante la ruptura de la unidad de los españoles. 
 
En mi familia, tanto mis padres como mis hermanos optaron por ser libres, por vivir como españoles aunque eso fuese peligroso. A mi padre lo amenazó la ETA, y a mi hermano mayor lo asesinaron. Su muerte para mi no ha sido en vano, ellos han sido para mi ejemplo de una opción arriesgada pero digna, esta es parte de mi identidad.
 
ETA puede causarnos mucho dolor y tristeza, pero si nos mantenemos firmes en la victoria no podrá arrebatarnos nuestra libertad, nuestra dignidad, nuestra identidad. 

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