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Juan Manuel Rodríguez

Alguien no tomó su medicación en el Barça

Alguien ha dejado de tomarse su medicación en el Fútbol Club Barcelona. Si ya resultaba chocante que a Van Gaal tuvieran que torturarle psicológicamente para que aceptara el fichaje de Riquelme, lo de la presunta carta de libertad para Rivaldo es del género tonto. Nadie pensó en que el descartado pudiera ser el brasileño -menos aún tras el extraordinario Mundial que hizo-, pero José María Minguella, el hombre que llevó en su día al jugador al Barcelona, ya me dijo anoche en "El Tirachinas" de la Cadena Cope que Van Gaal tenía una cuenta pendiente con él, y que ahora quería cobrarla como era debido. Mal termina lo que mal empieza, y este tercer proyecto del atribulado Joan Gaspart empieza como lo hicieron el primero y el segundo, sin un norte claro y abocado al desastre total y absoluto.

Yo no me creo el interés del Real Madrid por Rivaldo, pero, conociendo un poco a Valdano, estoy seguro que tratará de enfrentar a la afición culé con sus directivos y su entrenador. Siempre, claro, bajo ese barniz versallesco que caracteriza al argentino. En la ciudad deportiva ha dicho que "no existe el caso Rivaldo", para añadir a continuación que "los buenos jugadores siempre interesan al club". En el Madrid ya han conseguido que, llegado el caso, el futbolista no aceptara una "cláusula anti Madrid". Y es que Joan Gaspart ha vuelto a hacer las cosas rematadamente mal. Peor que rematadamente mal.

Casi coincidente con el "globo sonda" sobre el futuro de Rivaldo lanzado por el club azulgrana, Lluis Bassat ofrecía sus recetas para el futuro culé. O mucho me equivoco, o este genio de la publicidad será el próximo presidente barcelonista. Y Bassat va a conseguirlo "sin dar una pedalada de más", como diría Tito Irazusta, sin planificar ninguna "campaña agresiva". Don Lluis se ha limitado a sentarse a la puerta de Gaspart y darle cuerda, mucha cuerda, para que acabe ahorcándose. La duda que me queda es si también estrangulará el futuro de un club cuyo eslogan es: "aquí no queremos a los mejores jugadores del mundo".

En tan sólo quince días, Van Gaal ha demostrado que es "más de lo mismo". Pero el error no fue del holandés al aceptar uno de los banquillos más apetecibles del mundo; el error, craso error, fue de Joan Gaspart que está convirtiendo a José Luis Núñez, por comparación, en un extraordinario presidente, una auténtica lumbrera. No creo que Florentino Pérez llame nunca "cabronazo" a Gaspart sino más bien todo lo contrario. Tranquilo, Joan, tranquilo, sigue así...

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