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Juan Manuel Rodríguez

Athletic, un club diferente

Yo también creo que es un lujo para el Athletic tener un entrenador como Jupp Heynckes, entrenador de quien guardo un magnífico recuerdo tras su paso por el Real Madrid. En un año (que fue el tiempo que le permitieron trabajar) ganó la séptima Copa de Europa y, aunque con los lógicos vaivenes, el equipo jugó bien al fútbol, como todos los que ha dirigido desde el banquillo este técnico que parece haber tomado una sesión intensiva –y sin protección– de rayos UVA. Del Real le echaron, más o menos, porque no resultaba gracioso, no vendía bien el producto. Por aquella época no entendían bien que el encargado de "vender" no tenía que ser el entrenador. Y si creo que Heynckes es, como por otro lado opina él mismo, un lujo para el Athletic es simplemente porque, hoy por hoy, en el siglo XXI, entrenar al equipo más representativo del País Vasco no es precisamente un regalo.

Acaba de explotar el alemán, y con razón. En Bilbao empiezan a sonar "tambores de guerra", y Heynckes ha querido recordar que el Athletic no es un club como los demás. Miento: el Athletic no quiere ser un club como los demás. En la situación actual la pregunta que tendrían que hacerse sus máximos responsables no sería, por tanto, cuándo ganarán un título, sino si pueden permitirse el lujo de seguir siendo diferentes al resto. A los demás equipos "históricos" –léase Real Madrid, Barcelona, Atlético de Madrid o Valencia– no se les pasó jamás por la imaginación plantear seriamente dicho debate; naturalmente que ninguno de ellos podría permitirse el lujo de no contratar futbolistas extranjeros. Pero... ¿puede seguir haciéndolo el Athletic? Seguro que sí, aunque sin apartar de sí el amargo cáliz de saberse un club sin "chance" en la Liga, y mucho menos en Europa.

El Athletic vive del recuerdo, y seguro que los periodistas destacaremos, cuantas veces sea necesario, el coraje y la bravura de este club que se aferra a una tradición centenaria. Heynckes tendrá que trabajar con la cantera, y Zubizarreta deberá llegar a estrechos acuerdos de colaboración con otros clubes vascos. Y, muy de vez en cuando, "sonará la flauta" y el equipo conseguirá clasificarse para la Champions como cuarto de la Liga. Pero poco más, no cabe esperar milagros. El Athletic debe recuperar cuanto antes a Alkiza, Etxeberría, Tiko o Yeste y rezar mil Padre Nuestros para que, sin ellos en el equipo, no se pierda la comba de Primera. Eso sí, podrán seguir presumiendo de ser diferentes. Sin títulos, pero diferentes.

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