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El adiós más triste a los "niños" de Roger Lemerre. Au revoir les enfants. Y sin marcar un sólo gol en 270 minutos. Senegal pudo haber pillado desprevenidos a los vigentes campeones del mundo —el jolgorio, la fiesta, Blatter pidiendo "fair play"...— pero Uruguay y, sobre todo, Dinamarca, demostraron que lo del 31 de mayo no era sólo flor de un día y que Francia renqueaba sin su idolatrado Zinedine Zidane. Hasta ahora ningún campeón se había marchado del torneo sin marcar un gol, hasta en eso los franceses quisieron ser los primeros. La generación de los Barthez, Thuram, Desailly o Lizarazu han dicho adiós a una "infancia" repleta de éxitos de la forma más cruel posible. Por la puerta de servicio.

Es cierto que Lemerre no ha podido utilizar a Zidane tanto como él hubiera deseado, y que Pires, otro jugador importante, tuvo que quedarse en su casa debido a una inoportuna lesión. Ya no estaba tampoco Deschamps, un jugador menospreciado mientras permaneció en activo pero añorado por su oficio a la hora de manejar las "calderas" de la selección, un trabajo abnegado, más bien triste en un equipo donde la espectacularidad tenía otros propietarios. El seleccionador galo no pudo llevar a Karembeu y prefirió prescindir de Anelka (ya se sabe que Nicolás anda en sus cosas). Pero Francia seguía siendo, a pesar de los pesares, Francia, la campeona, la gran favorita. ¿Qué pasó?

Me entero por la radio de que la Bolsa ha bajado en París. Y hay quien todavía se extraña porque suceda eso. Pero en un país en el que la izquierda se diluye, sube Le Pen y Jacques Chirac arrampla con todo, erigido en el nuevo Rey Sol del siglo XXI, con la Quinta República en franca retirada y el mayor absentismo electoral de toda la historia, a los franceses —que no tienen, como nos sucede a nosotros, el agarradero de la fiesta de los toros— sólo les quedaba su selección de fútbol como único valor sólido recomendable. En 1998 una enorme imagen de Zidane copaba los Campos Elíseos. Los franceses ya no pueden fiarse ni siquiera de Zizou, y andan tan despistados que hasta nos votan en Eurovisión... ¿Qué les queda? ¿Cómo no va a temblar la Bolsa?

Iba a decir que lo mejor para ellos sería que no volvieran a casa, pero incluso para eso es tarde. Unos vendrán a España, y otros emprenderán el camino de regreso a Italia o Inglaterra. Hace tiempo que la Liga francesa es una "Liga de chicle". La federación dejará pasar el tiempo y, como ocurrirá aquí con Trocóniz (aquel que dijo que había que quitarles las pensiones a las viudas) le buscarán un cómodo retiro en Arabia, Turquía o Marruecos. Y, sin que nos hayamos dado cuenta, Louis Malle ya habrá dirigido una película. Au revoir les enfants.

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