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Lendoiro está doctorado "cum laude" en gallegismo por la Universidad de Santiago. No he visto nunca a nadie fugarse de una situación embarazosa como al presidente del Deportivo de La Coruña; apostaría pajaritos contra corderos a que este hombre pequeño, que te mira sonriente y paciente, casi meloso, gustándose a la hora de pensar el regate dialéctico a la preguntita de marras, le pondría muy difíciles las cosas al mismísimo maestro del escapismo, Harry Houdini. Siempre se ha dicho que no se sabe si un gallego sube o baja las escaleras, y tengo para mí que negociar un fichaje con este hombre debe ser peor que la extracción de una muela sin utilizar la anestesia. Debe ser por eso, y porque Lendoiro es un directivo super-profesional (no en vano lleva desde los quince años sentando cátedra) por lo que don Augusto César (nombre de emperador por partida doble) ha decidido cruzar el Rubicón del sueldo y pagarse a sí mismo. En el caso de la soldada, Lendoiro ha decidido subir de dos en dos los peldaños de la escalera.

El otro día el Deportivo de La Coruña aprobó un presupuesto de 9.944 millones de pesetas que si la memoria (o sea, internet) no me falla, incrementa el de la temporada pasada en 3.444 "kilos". El "presi" cobra el uno por ciento lo que, euro arriba o abajo, supone 100 millones de pesetas anuales. Para que sirva como ejemplo gráfico, Lendoiro cobra lo que Casillas en el Real Madrid, Gabri en el Barcelona, o el goleador Javi Moreno en el Alavés. Y no sé si cual de todas esas carreras (si las de los futbolistas o la de Lendoiro) pueden resultar más cortas.

Cuando "El Tirachinas" se desplazó hace bien poco a Coruña le preguntamos al presidente precisamente sobre su nómina. Su respuesta no pudo ser más gallega: "A veces lo barato resulta caro, y lo caro es al final muy barato". Me quedó la duda de saber si Lendoiro subía o bajaba la dichosa escalerita.

En principio no me parece ni mal ni bien que un presidente cobre dinero por trabajar para su club. Alguno habrá que lo haya hecho extraoficialmente, y al final todos se llevan lo suyo en reconocimiento público y vanidad pagada. En el caso concreto del Deportivo de La Coruña no conozco el caso de un equipo que haya cambiado más, y a mejor, en menos tiempo. De forma que parece bastante justo que el "hombre-milagro" se lleve su parte del negocio. Aunque no deje de llamarme la atención el hecho de que Lendoiro cobre lo mismo que Donato; dos casos de longevidad aunque jugando, eso sí, en posiciones muy diferentes.

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