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Que me perdonen los técnicos en la materia, pero a un servidor de ustedes el delantero argentino Martín Palermo le ha parecido siempre un "tronco", una suerte de Magdaleno de La Pampa. Y sin embargo está cotizadísimo. Incluso en su día se especuló con la posibilidad de que acabara aterrizando en el fútbol español, en uno de los "grandes" (probablemente en el Atlético de Madrid). Cuentan que fue la cabeza de M.P. la que al final echó atrás al presidente Gil. Le miraba a los ojos y lo veía todo descodificado, y el Atleti lo último que ha necesitado nunca ha sido un "cabra loca" correteando por ahí.

El momento álgido de Palermo fue justamente la final de la Copa
Intercontinental. Marcó dos goles aprovechándose de la clase de Riquelme y el trabajo de Delgado, y ahí volvieron a dispararse las especulaciones. Se cortarán de raíz porque su mala cabeza ha vuelto a traicionarle, esta vez en Punta del Este donde estaba pasando unos días de vacaciones al lado de Lorena, su nueva novia. El "matador" argentino fue pillado in fraganti en la discoteca "Tequila", olvidando la separación de su esposa Jaqueline Dutra con la que tuvo dos hijos. Al futbolista no se le ocurrió otra cosa que liarse a mamporros con el pobre periodista, a quien después arrebató la cámara de fotos. Ahora el caso está en manos de la justicia uruguaya.

Me da la sensación de que Martín Palermo ha querido calcar la rebeldía de Maradona fuera de los terrenos de juego. Dentro del campo, ambos son incomparables; pero a Diego, que es más listo que el hambre, nunca se le ocurriría decir públicamente que jamás ha leído un libro. Para que empiece, yo -humildemente- le recomiendo uno: "Biografía del fracaso", de Luis Antonio de Villena. M.P. se dará cuenta de que ya está todo inventado, y que esas ganas de dar la nota ya la tenían -hace muchos años- Oscar Wilde o Rimbaud; lo que sucede es que los dos eran geniales, y Martín no lo es.

El gran derrotado en el combate del futbolista ha sido Mauricio Macri, presidente de Boca Juniors. Ha reconocido que no tiene ni una oferta por el jugador. Que le pregunten a Don King, y que organicen una velada en Las Vegas con Mike Tyson. A ver quién pega a quién.

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