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El campeón del Mundial de Japón y Corea es Joseph Blatter, reelegido presidente de la FIFA para los próximos cuatro años. Los damnificados, encabezados por Lennart Johansson, presidente de la UEFA, le lanzaron por delante al camerunés Issa Hayatou, aunque el africano fuera incapaz de darle batalla al suizo, mucho más experimentado en estas lides. Y eso que Blatter tenía en contra a cinco de sus vicepresidentes y al propio secretario general, Michel Zen-Ruffinen, que interpusieron una demanda judicial contra él por serias discrepancias contables. Blatter se fajó a las mil maravillas en un Congreso Extraordinario en el que la oposición le acusó de negarle la palabra, y en el Congreso Ordinario, recibido con cajas destempladas por su anfitrión, el coreano Chun Mung-Joon, supo zafarse de los que exigían su marcha del cargo.

A Blatter le apoyaron las federaciones más potentes —España, Alemania, Italia, Francia o Argentina— y a pesar de que el tal Hayatou prometió transparencia y democracia estaba ya todo "atado y bien atado" desde la víspera. Joseph lleva los últimos veintisiete años de su vida trabajando en la FIFA, tiempo más que suficiente para que conozca de sobra el funcionamiento de lo que Angel María Villar conoce como "el mundo del fulbol". ¿Que cuál es ese? ¿El de los aficionados?... ¿El de los futbolistas?... ¿El de los clubes?... Qué va. El "mundo del fulbol" es el de aquellos que viven del fútbol.

En un Congreso que empezó como el rosario de la Aurora, y que acabó con todos los congresistas unidos de la mano, dándose y ofreciéndose la paz, en una escena que me recordó mucho a La casa de la pradera o la familia Trapp, cantando y corriendo por Los Alpes, huyendo de la Austria prebélica, el auténtico y genuino campeón del mundo prometió construir "la casa de la FIFA", e incluso tuvo el detallazo de acordarse del calendario único, aquella vieja entelequia que ya prometió poner en práctica cuando derrotó a Johansson en 1998.

Capítulo aparte merece Angel Villar. Cuentan que Pablo Porta, el espejo de Blatter, le dijo un día: "chico, tú vales mucho". Pues el "chico" es ya vicepresidente de la FIFA y, teniendo en cuenta la edad media de sus rectores, aparece como uno de los serios candidatos a dar el salto en 2006. Villar no pronuncia la "t" porque no le da la gana, y porque a Julio Grondona, que es el otro potentado que habla en español, ya no le importa porque no aspira a la presidencia. El "mundo del fulbol" de Villar es ese que le permite convivir al mismo tiempo con Blatter y Johansson. El "mundo del fulbol" ya fue descrito en 1513 por Nicolás Maquiavelo. El florentino habría sido también un candidato perfecto para esta FIFA.

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