A Javier Clemente le preguntan por el partido que España debe disputar contra Irlanda y responde: "Creo recordar que yo empaté allí a cero. Luego quité a dos o tres del Madrid, quité a Míchel, y la selección empezó a hacer verdadero espectáculo". Es lo que mejor define al ex seleccionador nacional, su "yoyoísmo" y el odio africano que tiene hacia todo lo que huela a merengue. No lo puede evitar, es superior a sus fuerzas, y en cuanto tiene la mínima posibilidad se recuerda a sí mismo y ataca con dureza a aquellos futbolistas que él interpreta que pueden representar mejor al madridismo. Míchel es sólo uno de ellos, otro más de los componentes de la "Quinta del Buitre" que él se jactó públicamente de haber jubilado.
Clemente escribió lo siguiente de Paco Buyo en "El Mundo" poco antes de que Luis Suárez diera la lista para el Mundial de Italia-90: "Suárez pensará si tiene o no que llevarle, pues en la elección no sólo se tiene en cuenta la calidad. Hay que ver también la convivencia, el trato, el carácter, el compañerismo y, en fin, son muchos los factores que hay que sopesar"... De Hugo Sánchez dijo esto otro a finales de 1989: "Hugo tiene fama de marrullero ¿no? Lleva ocho años en España y no le han lesionado nunca, ¿por qué? Pues sencillamente porque Hugo Sánchez es un cobarde, te da a traición, siempre entra por detrás, pisa a los porteros y no se atreve en el cara a cara. Los defensas no le entran porque saben que serán expulsados, ya que Hugo está en el Madrid".
El "yoyoísmo" de Javier Clemente encuentra explicación en un egocentrismo enfermizo. Cree realmente que España, con él en el banquillo, "hizo espectáculo", cuando lo único espectacular de aquella época resultó ser la fractura que él solito originó entre los aficionados españoles. Por lo demás, su odio hacia el Real Madrid viene dado por la frustración que siente por no haber podido ser su entrenador y, además, por esa idea pueblerina y mezquina que algunos nacionalistas vascos tienen de lo que representa la capital de España.
No entiendo cómo luego Clemente pretende que le reciban con el lirio en la mano cuando visita el estadio Santiago Bernabéu. ¿Qué quiere? ¿Que le griten "illa, illa, illa, Clemente maravilla? Pues no. En "Clemente, la discordia nacional" (Editorial "Temas de Hoy", 1996) puede leerse en boca del propio entrenador: "Soy un tonto romántico". Mis compañeros Rafael José Alvarez y Jesús Alcaide añaden, no sin cierta gracia, esto: "Las malas lenguas dicen que están de acuerdo con él en el 50 por ciento". Yo estoy totalmente de acuerdo con esas lenguas. Malas pero certeras.
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