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Lo que me temía. Antes que explicar claramente y de una vez por todas la ausencia del deportivista Molina, el misterioso trasvase "futbito-fútbol" sufrido por Javier Lozano y el roce de Raúl y Hierro con el preparador físico Carlos Lorenzana, José Antonio Camacho ha optado por el camino más sencillo (para él) y demagógico, siendo al tiempo el más tortuoso y perjudicial para nuestro equipo nacional. Si el seleccionador no comprende bien que la misión de los periodistas es la de preguntar, y una de sus obligaciones consiste precisamente en responder a dichas preguntas, alguien de la Federación –y preferiblemente aquellos que dirigen la relación con los medios de comunicación– debería explicárselo. En lugar de aclarar las dudas periodísticas, Camacho –como "Don erre que erre"– divide a los periodistas entre buenos y malos, aquellos que han ido a Corea "para joder" y esos otros a quienes se puede llevar de excursión por el hotel para que pregunten: "¿Hoy que habéis comido, tortellini o caneloni?".

Al final va a tener razón Javier Clemente. ¿Qué habría sucedido si el anterior seleccionador hubiera convocado así, de sopetón y sin explicación, al seleccionador de fútbol sala?... Muy sencillo: le habrían-habríamos molido a palos. Así de claro. El sábado por la noche en "El Tirachinas" de la Cadena Cope, Gaspar Rosety dijo algo muy cierto: "Hay quien piensa que cuando Camacho orina sale colonia". También estoy de acuerdo con mi compañero cuando asevera que "en España hay dos entrenadores intocables para la prensa: José Antonio Camacho y Luis Aragonés". ¿Por qué es esto así?...

A expensas de que el "camachismo" militante, y el propio Camacho, me acusen de "afrancesado", hay preguntas que siguen sin respuesta: ¿Por qué no está Molina en el Mundial? ¿A qué ha ido Javier Lozano al Mundial? ¿Es cierto que Raúl y Hierro no cruzan palabra con Carlos Lorenzana? No sé si en Cieza a eso se le llama "joder", pero por lo menos en Madrid se conoce popularmente como "preguntar". Los periodistas queremos saber, y Camacho hace mal en refugiarse tras su aparente mal carácter.

Deseo con todas mis fuerzas que no se cumpla aquel refrán que dice que "lo que mal empieza, mal acaba". Este Mundial empezó muy mal para España, y espero que concluya felizmente para todos. Lo que a mí personalmente no podrá evitarme, al pensar en la figura de José Antonio Camacho, ese sentimiento agridulce de lo que pudo haber sido y no fue. "Mea culpa" porque a lo mejor en su momento le "doramos" demasiado la "píldora". Entonces no protestó, ahora sí lo hace. Entonces no le "jodimos", ahora sí.

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