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Juan Manuel Rodríguez

Cómo identificar un buen jamón ibérico

La justicia deportiva en España no es sólo parsimoniosa, sino también selectiva. Una justicia tuerta que "pincha el balón", dejando pasar el tiempo, a la espera de que se produzcan unas oportunísimas elecciones en la Ciudad del Fútbol de Las Rozas

Parece que tanto el precandidato Villar como el precandidato González están dispuestos a devolver a la montanera al cerdo del Camp Nou, indultando de paso al cabestro que lanzó la cabeza del cochino al campo aprovechando que por allí pasaban el Real Madrid y Luis Figo, ex jugador culé y objeto, por aquel entonces, de las iras de la encendida parroquia azulgrana. Es una "medida de gracia" muy graciosa, una de esas antiquísimas tradiciones que uno no sabe bien por qué repite, pero que vuelve a imitar sin preguntarse "¿y por qué?"... Villar no parece muy dispuesto a responder la interrogante, mientras que González -que esconde detrás de un notario a noventa y cuatro presuntos avalistas como si de delincuentes comunes se tratara- no está tampoco en condiciones de enfrentarse a la todopoderosa maquinaria de Joan Laporta.
 
Pero el hecho es que el indulto, del que por cierto también se benefició en su momento el Barcelona tras ser castigado por no presentarse a jugar las semifinales de la Copa de Su Majestad El Rey contra el Atlético de Madrid, es una puerta entreabierta para que los violentos se cuelen por ahí con total impunidad. ¿Las elecciones a la presidencia de la Federación no se celebran el 26 de noviembre?... Pues hasta esa fecha se pueden lanzar en cualquier estadio de España, y con el oportuno salvoconducto federativo, cabezas, pezuñas y hasta rabos de cerdo, si ello fuera del gusto del personal, que no pasará absolutamente nada, "rien de rien". Y no incluyo el jamón de Guijuelo en esta potencial terna de objetos arrojadizos porque el violento es violento, sí, pero no es idiota... ¡Amnistía, libertad!...
 
Llegamos a la conclusión de que la justicia deportiva en España no es sólo espectacularmente parsimoniosa, sino también selectiva. Una justicia tuerta que "pincha el balón", dejando pasar el tiempo, a la espera de que el árbitro pite el final del partido o se produzcan unas oportunísimas elecciones en la Ciudad del Fútbol de Las Rozas. Hasta que llegue ese día, y para evitar que hayamos perdido el tiempo exigiendo en vano justicia, aquí van unas cuantas normas imprescindibles para identificar un buen jamón ibérico: la pata tiene que ser fina y sin pelos; la pezuña, oscura; la grasa, blanda; las lonchas deben aparecer con una clara veta blanca, fruto de la bellota comida por el cerdo; al presionar el jamón, los dedos deben hundirse. Una buena loncha de jamón de caserío, frito con un huevo de corral, es un placer de dioses. ¡A merendar!

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