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Juan Manuel Rodríguez

Con la "kriptonita" en casa

Dos formas de expresión artística definen mejor que ninguna otra, a mi modo de ver, al pueblo estadounidense: las películas del oeste (el western) y los cómics. Nada es tan puramente yankee —salvo los perritos calientes con mucho ketchup y mostaza, los dos Franks (Capra y Sinatra) y unas navidades blancas en la ciudad de los rascacielos— como La diligencia de John Ford o The big city de Will Eisner. Cuando tenía tiempo me lanzaba a una vieja tienda de cómics que había en la calle Gaztambide de Madrid, y los domingos mi padre me llevaba al Rastro, y allí comprábamos los números atrasados de Rip Kirby o Flash Gordon, ambos ilustrados por el gran Alex Raymond. No vivía hasta que no salía a la venta otro Sargento Furia, y discutíamos hasta la extenuación sobre si era más importante ser Namor o Estela Plateada. Ahora no hay más que mangas por aquí y mangas por allá, mucho tebeo japonés, y la última vez que pisé una tienda de cómics tuve que pedir la ayuda de un traductor. Al llegar a casa me aferré a mi Mafalda con auténtica desesperación.

Acabo de enterarme de que Roberto Alcazar y Pedrín acaban de conquistar N.Y., o Memphis, que para el caso es lo mismo, a través de la carismática y alargada figura de Gasol, este espigado chavalito llamado a hacer historia de la grande en el deporte mundial. A Pau no le asusta el olor de la NBA. Tampoco rehuye su inevitable designación como "novato del año" (Santo Tomás decía que no hay peor vanidad que la de la falsa modestia). A Gasol no le intimida tener por ahí suelto un bobblehead (el más vendido de la ciudad) con su misma cara, sino que ahora se ha convertido en un "jugador de dibujos animados", y ese es el dato que habla con mayor claridad de su integración definitiva al estilo de vida americano. Pow Gasol y Batt-man Battier, como el Capitán América y la Pantera Negra, “llegan para ayudar a Memphis a convertirse en un equipo ganador". ¿Lo lograrán?

Gasol, como cualquier súper-héroe de la Marvel que se precie, tiene su doble vida. De día, Pau; por las noches, Pow. El ex del Barcelona se cambia de traje en una cabina —¿les suena?—, se ciñe su capa y se echa a volar por esos aros de Dios. Gasol ya no es Pau sino Pow en el lenguaje de David Stern, y eso es bueno para él y también para el baloncesto español. Eso sí: por los números que firman habitualmente los Grizzlies, parece que nuestro compatriota tuviera la "kriptonita" en casa. Sueño cumplido. A partir de ahora podré decir que entrevisté a un auténtico super-héroe. Y sin máscara.

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