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Juan Manuel Rodríguez

Cualquier parecido con la realidad

Cualquier parecido con la realidad no es pura coicidencia en estos casos. Los violentos e infantiles hermanos Hanson que aparecen en la divertidísima El Castañazo de George Roy Hil fueron interpretados realmente por los hermanos Carlson (Jeff y Steve) y por David Hanson; a éste último le conocían con el gráfico y en absoluto amable apodo de Asesino Hanson cuando jugaba al hockey en los Jets de Johnstown en Pensilvania. Al empezar el rodaje de la película ("una de las diez mejores películas de deportes de la historia" según "Sports Illustrated") el productor se dio cuenta de que no tenía suficientes actores que supieran interpretar y patinar al mismo tiempo. Entonces llamó a los Carlson y también a David Hanson, y éste último (quizás porque su apodo metió un poco de miedo a los otros dos) impuso su apellido para los tres protagonistas.
 
Es una auténtica delicia contemplar a los Hanson –algo así como los "hermanos Dalton del hockey"– jugando dulcemente a los cochecitos en su habitación después de haberles roto los huesos (otra película, Rompehuesos, aunque ésta basada en el fútbol americano) a sus rivales en la pista de hielo. Los Hanson, pues, eran en realidad los Carlson con el postizo añadido de David Asesino Hanson; exactamente igual que Rocky Balboa estuvo inspirado en la épica figura del boxeador Chuck Wepner, quien, por cierto, creo que hoy en día sigue litigando con Silvester Stallone a propósito de los derechos de imagen que él cree que le corresponden por la película de John G. Avildsen.
 
Y en el caso de aquel equipo de fútbol formado por presos reclutados deprisa y corriendo por el actor británico Michael Caine para Evasión o Victoria de John Huston también existe un desgraciado antecedente histórico: el Start de Kiev. Como cuenta Ugo Riccarelli en Un helado para la gloria (Editorial Maeva), el Start lo formaron jugadores de las dos mayores formaciones futbolísticas de Kiev, durante la ocupación nazi de 1942. Allí jugaban Goncharenko, Sviridovskij, Klimenko, Balakin, Sukharev o Melnik. La mayoría de aquellos futbolistas fueron asesinados y otros murieron deportados en los campos de concentración. El único que sobrevivió durante mucho tiempo fue Makar Goncharenko. Todavía hoy los poseedores de una entrada para aquel "partido de la muerte" tienen derecho a un asiento gratis en el estadio del Dínamo de Kiev.

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