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Juan Manuel Rodríguez

Cuatro superficies y un "funeral"

No es que John Fitzgerald eligiera la hierba nada más conocer que su rival en la final de la Copa Davis sería España, no. El capitán australiano hubiera escogido esa misma superficie independientemente del nombre de su oponente, lo que ocurre es que en el caso de España (y a pesar de que estuvieron unos días mareando la perdiz) la decisión era instantánea, automática y totalmente lógica. No en vano el equipo español no ha ganado una eliminatoria sobre hierba desde el año 1967, cuando en Eastbourne el equipo que lideraba Manuel Santana se impuso al de Gran Bretaña. Más de treinta años sin ganar en ese tipo de pistas convierten la decisión de Fitzgerald en básicamente conservadora. Emilio Sánchez Vicario dijo hace mucho tiempo aquello de que la hierba era para las vacas, y ellos nos llevan a su terreno. Hasta ahí todo normal.
 
La frase del mayor de la saga Vicario es desalentadora, puesto que la hierba fue la superficie originaria de este juego. No en vano, muchos clubes mantienen la palabra "lawn" en sus respectivos nombres. El tenis es, también en este aspecto, un deporte original y diferente al resto. La Federación Internacional acepta hasta cuatro superficies distintas para sus competiciones profesional: la hierba, el cemento, la tierra batida (o polvo de ladrillo) y las moquetas sintéticas. En los años sesenta, sobre todo a raíz de la proliferación de torneos en pabellones cubiertos, también se jugó sobre madera pero, dada la rapidez del bote de la pelota en este tipo de pistas, a principios de los años ochenta la ITF decidió prescindir de ellas para competiciones oficiales. Los expertos dicen que la posibilidad de que un jugador gane el Grand Slam (Open de Australia, Roland Garros, Wimbledon y Open de Estados Unidos, que se disputan sobre cuatro superficies distintas) es casi imposible. De hecho, el último que lo consiguió en categoría masculina fue Rod Laver ¡en 1969!
 
Podríamos afirmar sin temor a equivocarnos que los australianos nos han metido en una auténtica ratonera. ¿Cómo salir de ella? ¿Y cuándo? Los más pesimistas hablan de un 3-0 en las dos primeras jornadas, pero yo me resisto a creerlo. ¿Cómo salir de la ratonera?... La elección de Feliciano López me parece muy acertada. ¿Cuándo?... Si no lo conseguimos ahora -con Ferrero y Moyá, dos tenistas que pueden adaptarse perfectamente– no lo lograremos nunca. Todavía no estamos muertos. Es muy pronto para ir al funeral.

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