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Juan Manuel Rodríguez

Del autobús de H. H. al parking de Rexach

Preguntado hace poco por Fabio Capello, Johan Cruyff respondió lo siguiente: "No me gusta, no es el estilo del Barcelona". ¿Y cual es ése estilo? Está claro que aquel que apuesta por el fútbol de ataque y espectacular, el carácter de un equipo ofensivo. Hacer ahora leña del árbol caído en el caso de Capello no serviría para mucho (el propio Cruyff escribía ayer, dirigiéndose a aquellos que confiaban en él, que ahora debían seguir haciéndolo tras la eliminación de la Roma), pero es cierto que el italiano no está en la línea de un club como el Barcelona. Ni, por cierto, tampoco en uno como el Real Madrid. Aquí ganó una Liga, aun a riesgo de aburrir soberanamente al público del estadio Santiago Bernabéu. Héctor Cúper, que hizo un papel soberbio en el Valencia, duraría tres telediarios en el Nou Camp. ¿Por qué? Porque, con todos mis respetos, la historia del Valencia no es la del Barcelona. Ese "estilo" al que se refiere Cruyff se logra contratando futbolistas que puedan llevarlo a cabo. Por mucho que te esfuerces, si fichas a diez "leñadores", tu estilo será el de un aserradero. Y eso aunque tengas sentados en el banquillo al propio Cruyff, Menotti y Sacchi.

Digo todo esto porque parece que, desesperado, Carlos Rexach ha decidido afrontar el sprint final de Liga y Champions con un estilo impropio de la historia de ese club. Lo "estrenó" en el estadio Ali Sami Yen, y acaba de refrendarlo en Valladolid. En ambos casos, el resultado contable (el Barcelona ganó) fue bueno, pero la imagen ofrecida resultó deplorable. En Pucela, el Valladolid pareció el Barcelona, mientras que el Barcelona interpretó el papel del típico "equipo ascensor". Rexach —que ya sabe que no continuará la próxima temporada— parece haber iniciado una campaña pública por el fútbol antiestético, el juego soez y aburrido, en pos de unos resultados que llegan a cuentagotas. Sus palabras ("desgraciadamente, aquí lo único que cuenta es el marcador"), parecen puñales a la yugular de Joan Gaspart, un S.O.S. al más puro estilo. En realidad, Rexach le está diciendo a Gaspart: "con esto que me diste, sólo puedo jugar así al fútbol". Y, sin embargo, el Barcelona cuenta en sus filas con Rivaldo, Kluivert o Saviola.

El problema del "estilo" es que requiere un abono muy especial, un abono que no abunda en el mundo del fútbol: tiempo, mucho tiempo. Junto al Real Madrid, el Barcelona es el único club del mundo en que acabar en segunda posición es una tragedia. Y si el eterno rival termina primero, una debacle. Rexach ha optado por no bajarse del autobús de H. H. y utilizar como parking la portería de Bonano. Claro que para lo que le queda en el convento...

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