Fue el propio Rijkaard quien definió en su día a este Real Madrid como un "equipo de especialistas". Y es cierto. Si el miércoles Queiroz le hubiera hecho un préstamo de Ronaldo a Preciado para un par o tres de jugaditas, -a lo sumo sesenta segunditos- galopadas de esas en las que el delantero centro brasileño asemeja, parafraseando a "Valdanágoras" (copyright de Federico Jiménez Losantos), una "manada de mamuts" encarando la portería contraria, a estas horas el Levante sería brillante cuartofinalista de la Copa del Rey en detrimento del Fútbol Club Barcelona. Pero Congo todavía no es Ronaldo y el equipo levantino, aunque en algunos instantes del partido puso contra las cuerdas a los azulgrana, no remató la faena. A Preciado le fallaron sus "especialistas".
Resulta contradictorio que quien formó parte como futbolista de un equipo que apostó decididamente por el fútbol estético y de calidad -me refiero de nuevo al señor Rijkaard y al Milán de Sacchi- se vea obligado ahora a deformar desde el banquillo su estilo hasta concluir que ellos no pueden hacer el "fútbol bonito". ¿Será por eso que Laporta mima tanto a los socios con juegos florales y niñas de "O.T." antes de que empiecen los partidos, advirtiéndoles de que lo que vendrá a continuación no es "bonito" sino más bien "feíto" y que él no puede hacer nada por remediarlo? Como a perro flaco todo se le vuelven pulgas Edgar Davids, catalogado por todos los especialistas como un portento físico, no debutó por estar bajo de forma, mientras que Puyol salió tocado del partido y deberá ausentarse de los terrenos de juego al menos durante un mes y medio.