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Juan Manuel Rodríguez

Divorcio a la azulgrana

Y al fondo a la derecha de esta crisis que tuvo su punto álgido en la bronca del parking del Camp Nou se encuentra —¡cómo no!— la alargadísima sombra de Johan Cruyff.

Ya dije en su día que, de haberle hecho falta, Sandro Rosell se habría convertido en un apoyo estratégico importante para Florentino Pérez en su carrera electoral a la presidencia del Real Madrid. Luego el tiempo demostraría que F.P. pasaría con la apisonadora por encima de Lorenzo Sanz y Arturo Baldasano, pero las palabras del vicepresidente azulgrana y mano derecha de Joan Laporta ("la victoria de Florentino sería sin duda la peor noticia para el barcelonismo") supusieron una impagable campaña de marketing para el presidente madridista. Posiblemente Rosell sabía que no había demasiadas posibilidades de que Sanz o Baldasano derrotasen en las urnas a Florentino, pero, de haber existido algún socio madridista indeciso, Rosell acabaría por decidirlo definitivamente. Florentino, claro, barrió, y luego Rosell empezó a ver cómo se desdibujaba su estrella dentro de la junta directiva culé.
 
Ahora "radio macuto" dice que Florentino estaría dispuesto a ofrecerle a Rosell un puesto en el nuevo organigrama madridista. ¿Es una broma? ¿Es un chiste? Yo creo que eso es simplemente imposible, aunque a lo mejor sí es cierto que el presidente madridista tiene que devolverle el favor dentro de tres años a Rosell, si es que este se convierte en opositor a la candidatura que encabece de nuevo Joan Laporta a la presidencia del Fútbol Club Barcelona. El "divorcio a la azulgrana" está servido, y únicamente el buen momento deportivo por el que atraviesa el equipo (mejor no meneallo) ha impedido que Sandro Rosell tome las de Villadiego. Es muy posible que, de haber ido el Barça mucho peor en la Liga, hoy cada uno fuera por su lado, pero Laporta y Rosell quieren impedir como sea que los socios interpreten que sus diferentes criterios pueden perjudicar al club. Existe un "pacto de caballeros", pero el 30 de junio Rosell dirá "adiós".
 
Y al fondo a la derecha de esta crisis que tuvo su punto álgido en la bronca del parking del Camp Nou se encuentra —¡cómo no!— la alargadísima sombra de Johan Cruyff. El holandés tiene mucha más influencia sobre Laporta de la que haya tenido nunca Rosell y éste ha terminado cansándose de la situación. Es curioso y paradójico que, al final, Cruyff se haya transformado en lo que criticó durante tanto tiempo: un entorno pernicioso. Johan, que sabe más que nadie de fútbol, adoptó la posición más cómoda, la que suponía menor desgaste personal para él. Y al final ha acabado desgastando definitivamente a Sandro Rosell, hombre clave en la elección de Joan Laporta. ¿Cómo acabará la historia? Probablemente en divorcio... a la azulgrana.

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