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"¿Qué se le regala a un hombre que lo tiene todo?", le pregunta Conrad Van Orton (Sean Penn) a su hermano Nicholas (Michael Douglas) en The Game, la película dirigida por David Fincher. El lunes nos visitó en la Cadena Cope David Beckham y nos hicimos (y le hicimos) más o menos la misma pregunta: ¿qué motivación puede tener un deportista de élite, millonario, guapo, felizmente casado, universalmente conocido y por cuya imagen se pegan las multinacionales más importantes del planeta? Y la respuesta se encuentra precisamente en el fútbol.
 
David Beckham ya sólo compite consigo mismo y lo que más desea es convertirse en el mejor futbolista del mundo y obtener para el Real Madrid el mayor número de títulos posibles. Beckham no vino a Madrid por dinero, ni tampoco por fama o prestigio internacional. Fue el fútbol el que le trajo hasta aquí, como antes sucedió con Zidane y Ronaldo y como ahora ha advertido el italiano Totti que podría volver a repetirse al finalizar la temporada. Beckham insistió mucho en un par de cuestiones. La primera de ellas es que él no ha venido a España "para vender camisetas". Creo que el inglés estaba un poco harto (aunque preso por sus innumerables compromisos publicitarios) de esa imagen dulzona de efebo con carita de ángel que aparece en los anuncios de bebidas refrescantes y teléfonos móviles. La única forma que tenía de escapar de eso era marcharse de la Premier League y, como él mismo dijo en El Tirachinas, correr, correr y correr hasta no poder más. "Eso es lo que he hecho siempre", contestó cuando Abellán le dijo que tenía la impresión de que en España había corrido como nunca.
 
También quiso dejar claro que el jugador con el que mejor se entiende sobre el campo es Zinedine Zidane, "el mejor futbolista del mundo". Al final de The Game, Conrad le dice a Nicholas lo siguiente: "tenía que hacer algo porque te estabas convirtiendo en un auténtico gilipollas". Pues a los envidiosos del éxito ajeno ni siquiera les queda esa excusa porque David Beckham parece un tipo bastante normal, un chaval que soñaba con jugar al fútbol y que alcanzó su sueño de una forma desproporcionada y multiplicado por tres. Como por tres también se multiplicó el número de mujeres de la Cadena Cope que, sabedoras de que llegaba a la radio el "chico Vodafone", abarrotaron la "pecera" de nuestro Estudio Antonio Herrero. Hubo comentarios de todo tipo, y si alguien me pidiera que hiciera una encuesta a pie de urna, me atrevería a decir que Victoria no salió bien parada. Él sí, por supuesto, naturalmente, faltaría más. Él las cautivó con el efecto Beckham.

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