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El Atlético de Madrid continúa generando noticias espectaculares. De la mano de Futre han retornado al club "clásicos" como Abel o Manolo, portero y delantero respectivamente de un equipo que -aunque también tuvo momentos depresivos- no llegó tan bajo como el actual. Esta suerte de "sanedrín" o "consejo de veteranos" tiene la misión de reconducir un equipo situado en la encrucijada histórica, a dos puntos del descenso directo a Segunda División B y con una afición fracturada.

Buscando en el baúl de los recuerdos, Futre parece que ha pensado en recuperar para la causa a los productores de "el espíritu del doblete", aquella película que tuvo tanto éxito en el Vicente Calderón, y que en un hecho inédito le hizo a Gil sacar la caravana a la calle. Uno de los actores principales de ese film fue, sin duda, Radomir Antic (¡imposible recuperarle!); otro de los activos de aquel exitazo rojiblanco fue un "invento" precisamente de Antic, Milinko Pantic... El jugador, que se encuentra en Madrid tras una amarga experiencia en la Liga griega, no sabe nada pero estaría encantado de volver al Atlético.

Por cierto que, desde Italia, también ha hablado Simeone; el centrocampista argentino es consciente de que acabará su carrera en el Atleti, aunque por ahora tenga dos años más de contrato con el Lazio. El caso de este club es único: desciende a Segunda División y aumenta el número de abonados; está a dos puntos del descenso a Segunda B y ejerce como reclamo romántico para aquellos que se fueron. Un equipo como éste, con ese potencial humano, con el tirón de un "grande", o tiene precio.

En su día (hace ya trece años) Jesús Gil representó una bocanada de aire fresco para el club; el Atlético de Madrid estaba enmohecido, absorto, decaído tras el curioso experimento de ser dirigido por el forense Cabeza. Gil ha conducido el club a su manera durante todo ese tiempo, y cuando salga del túnel probablemente debería confirmar aquello que sólo dejó entrever hace unos días: esto es, su marcha de la presidencia. El baúl de los recuerdos puede ser un parche para un momento crítico, pero el Atlético no se merece lo que le está pasando. Cesados entrenadores, sustituidos jugadores, reemplazados secretarios técnicos, a Gil seguramente ya sólo le reste una persona a la que echar a la calle.

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