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Benito Floro, por aquel entonces entrenador del Albacete, tuvo una agria discusión en las duchas con el portero Conejo a propósito de unas chanclas. "Póngaselas"... "¿Pero por qué?"... "50.000 pesetas de multa. Póngaselas"... "Pero si ya he terminado de ducharme"... "100.000 pesetas de multa. Póngaselas"... "¿Me quiere usted volver tarumba?"... "150.000 pesetas de multa"... Cosas como aquella, y el hecho, relevante, de que Floro ascendiera al equipo a Primera División (le llamaban el "Duque del Alba") fueron las que convencieron definitivamente a Ramón Mendoza para que le contratara como entrenador del Real Madrid. Alguien quiso ver en el asturiano al "nuevo Sacchi español" y, como no podía ser de otra forma, la debacle fue total y absoluta. B.F. saltó de Conejo a Michel, Butragueño o Sanchis.

Llegó a la ciudad deportiva con el vídeo en ristre, contrató un psicólogo (Emilio Lamparero se llamaba), y se rumoreó que una vez hizo cantar un villancico a toda la plantilla como Dios los trajo al mundo. "Belén, campanas de Belén"... En fin, un desastre. Tuve una monumental bronca radiofónica con Floro por decirle a la cara lo que les venía contando a mis oyentes desde que aterrizó en la ciudad deportiva. "Usted no es entrenador para el Real Madrid". Y no lo era. Desapareció y no se volvió a saber más de él. Entrenó un tiempo en la "Liga de chicle" mejicana. Luego estuvo en Japón. De cualquier forma, siempre podrá poner en sus tarjetas de visita: "Benito Floro. Ex entrenador del Real Madrid Club de Fútbol".

Ahora me entero de que la federación de Costa Rica ha contratado un "motivador" pensando ya en el Mundial del mes de junio. Se llama Germán Retana, y es profesor de uno de los Institutos de Administración de Empresas más importantes de América Latina. Antes de cada entrenamiento coloca una pancarta detrás de cada portería, y otra en la banda. "Trabajemos para seguir haciendo historia", dice una. "Vivamos el presente, trabajemos para ganar", puede leerse en la otra. "Nunca terminaremos de crecer", reza la tercera. Aunque el verdadero problema, tal y como lo veo yo, del seleccionador Alexandre Guimaraes, no será la literatura de su motivador, sino Brasil, con quien compartirá Grupo en el campeonato del mundo. Dicen que los experimentos deben hacerse con gaseosa. Bien mirado, Costa Rica puede experimentar con un motivador, unas animadoras o, si lo prefiere su federación, un osito de peluche. Ellos no tienen nada que perder. El Real Madrid, sí.

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