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La última vez que coincidí con Jesús Gil tuve que hacerle tres veces la misma pregunta para que me respondiera. De todos es sabido que Gil tiene una extraña habilidad para marear la perdiz y contestar lo que a él le venga en gana, eludiendo cuestiones problemáticas. Por eso tuve que hacerle tres veces la siguiente pregunta: “Si usted considera que se le persigue políticamente y que existe una conjura judicial contra su persona, ¿por qué no se marcha del Atlético de Madrid para evitar perjudicarle?” La respuesta de Jesús Gil fue contundente: “El Atlético no sobreviviría sin mí”, lo que constituye una versión moderna de aquella otra “el Estado soy yo” de Luis XIV, llamado “El Rey Sol”. El Estado francés era Luis XIV y el Atlético de Madrid es Jesús Gil, aunque después de Luis siguiera existiendo Francia y con anterioridad a Gil el club rojiblanco tuviera ochenta y cinco años de historia.

Gil se enfadó con aquella pregunta y recurrió a sus mismos artilugios dialécticos de siempre: “¿Y por qué no te vas tú de tu radio?”, cuando no éramos ni yo ni la Cadena Cope los protagonistas de aquel “Círculo a Primera Hora” sino Gil. ¿Y por qué lo era? ¿Por qué era él el protagonista y no otro? Simplemente porque presidía un club histórico como el Atlético de Madrid. Ahí estaba realmente la respuesta a mi pregunta: Gil no se iba no porque el Atlético fuera él sino porque él no tendría el eco mediático que ahora posee de no ser el dueño del Atlético de Madrid. Y de esta situación es muy difícil salir.

La noticia de la marcha de Futre del club no ha pillado por sorpresa a nadie puesto que existían divergencias importantes desde hace tiempo. Lo que sí llama la atención es que el portugués ocupe hasta el 30 de junio un despacho del que no va a hacer uso. ¿Sigue siendo director deportivo Futre? No. Y sin embargo continúa yendo al estadio Vicente Calderón. A la marcha de Futre es muy probable que le siga la de Luis Aragonés, de forma que el Atlético deberá diseñar la próxima temporada... ¿con quién?... Sí señor... ¡Con los Gil! Vuelta a las andadas.

Claro que los Gil siempre pueden decir que ellos harán lo que les de la gana porque el club es suyo. ¿O no pueden? Es cierto que el Atlético es de su propiedad pero no creo que eso les habilite para hundirlo. Me sorprendió mucho la respuesta de Gil: “El Atlético no sobreviviría sin mí”. Y, puesto que no existe una corriente de opinión contraria a que él siga, habrá que convenir que eso es lo que quieren los atléticos, un “Presidente Sol” al frente de su club.

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