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Juan Manuel Rodríguez

El punto de vista del "Kaiser"

Por sus artículos les conoceréis. No puedo yo aparecer aquí y ahora defendiendo el fútbol perro y furris que vino a practicar el Bayern de Munich a la caldera del Bernabéu, pero como la prensa deportiva es una paridera de amateurs de la fiscalía yo defiendo el punto de vista del kaiser Franz Beckenbauer, un hombre que resultó elegante también con el balón en los pies. No quiero ser malinterpretado: el Bayern del martes por la noche me pareció el más flojo de los últimos años, pero el miedo es libre también en Alemania y el "subanestrujenbajen" ("autobús" en alemán, bromeábamos antiguamente en el colegio) que protegió a Oliver Khan el otro día tenía la fría lógica de la supervivencia. Nunca he admirado especialmente el fútbol germano, excepción hecha de Pierre Littbarski, Rummenige y el propio Beckenbauer (sin olvidar a Paul Breitner que salía del entrenamiento con "El Capital" de Carlos Marx bajo el brazo y supuso, a mediados de los años setenta, una bocanada de aire fresco en el anquilosado fútbol español), pero hay que reconocer que saben rentabilizar como nadie el concepto del orden sobre un terreno de juego.

Entiendo que Florentino Pérez quiera calcar la estructura deportiva del Bayern (en la víspera ya hubo alguna fotografía de familia entre los máximos responsables de ambos clubes; por cierto, sin F.P.). Beckenbauer llegó a Madrid reconociendo la inferioridad de su equipo y, tras vencer por 0-1, se marchó repitiendo exactamente lo mismo: "somos peores". Desde el punto de vista del presidente del equipo alemán sólo se podía hacer lo que se hizo. Es un reconocimiento admirable en un mundillo en el que sobran demasiados petulantes.

"Un pueblo que olvida su historia está condenado a repetirla". Esa misma frase la aplicaron el otro día Effenberg, Scholl y compañía. El Bayern no vino a jugar al fútbol sino sencillamente a no sufrir la condena de repetir su pasado más reciente. Este club ha aprendido a sangre y fuego, perdiendo –primero– una Copa de Europa en los tres últimos minutos de partido y comprobando –después– cómo el Madrid caía tres veces ante ellos y al final conquistaba su octava Champions League. Aleccionados, el martes jugaron a no perder. E incluso ganaron.

Comparto el punto de vista del señor Beckenbauer por eso mismo, porque es un señor. Lo era conduciendo un balón y lo sigue siendo dirigiendo al equipo más laureado de Alemania. Me encantó el Bayern de 2000 y me adormeció el de 2001, y sin embargo es probable que éste último gane la Copa de Europa. Tampoco está nada mal para un equipo que no puede almacenar más prestigio por metro cuadrado. Empezando por arriba.

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