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El reloj del fútbol tiene unas manecillas muy caprichosas; lo mismo vuelan a la velocidad de la luz que se paran provocativas, chulescas. En la final de la Copa de Europa de 1998 parecía que el árbitro nunca iba a pitar; desde que marcó Mijatovic hasta que acabó el partido, el reloj del fútbol se mostró caprichoso y burlón, y le sacó la lengua a media España. Al contrario, cuando a Arconada se le coló aquel fatídico balón en la final de la Eurocopa de Francia, el tiempo simplemente dejó de existir. Marcó Platini y me dio la sensación de que ya no quedaba ni un minuto más. Lo mismo ocurre con jugadores que parecía que se iban a comer el mundo y que, por uno u otro motivo, simplemente desaparecieron del mapa. ¿Qué fue de aquel goleador italiano, "Toto" Schilacchi? ¿Dónde acabó Ginolá? (está camuflado en Inglaterra y la directiva le amenaza por "gordo") ¿Hasta dónde habría llegado Álvaro (de la misma quinta que Raúl y Guti) si las malditas lesiones no le hubieran machacado? ¿Y si la rodilla no hubiera traicionado al grandioso Marco van Basten? Es probable que para todos ellos el reloj del fútbol haya sido lento hasta el insulto, groseramente apático.

Y ahora me entero repentinamente de que Ronaldo ha empezado ya a tocar el balón; pasará la Navidad en Brasil recuperándose y, según los doctores que le tratan, en tres meses regresará a los terrenos de juego. Cuando he oído la noticia me he alegrado e inmediatamente he pensado que el "extraterrestre", el sucesor de Pelé, el pie con el que Dios se entretenía jugando al fútbol, el super-hombre que copó el deporte mundial durante un par de años, un buen día (malo en este caso) hizo "¡puff!", y desapareció. "Magia Borrás".

Se dijeron muchas tonterías sobre Ronaldo. Exagerar es gratis, y narrar un gol como si fuera el descubrimiento del siglo sólo depende de una buena capacidad pulmonar. Tantas memeces se dijeron sobre Ronaldo que acabaron por afectarle a la cabeza, primero, y a las piernas más tarde. El 12 de abril de este mismo año reaparecía en un Lazio-Inter tras una grave lesión, y al poco de saltar al campo caía fulminado por una rótula en mal estado. Era operado por el doctor Saillant en París, ¡hace ya ocho meses y medio! Para mí han pasado en un "pis pas", pero habrán sido dramáticos para él. Otra vez el reloj del fútbol.

Me gustaría ver de nuevo a Ronaldo en acción, aunque parece inevitable que el delantero lleve adherida una parafernalia de la que debería huir como de la bicha. No me extraña que antes de jugar la final del Mundial de Francia el chaval desfalleciera; y tampoco me sorprende que, a pesar de ello, le hicieran jugar aquel partido de infausto recuerdo para todos. Si vuelve, que marque muchos goles, que nos haga felices a todos y que se olvide del reloj.

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