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Me hago mayor. Ayer me enteré de que Santiago Cañizares no sólo se tiñe el pelo de colores, sino que también se depila. Es la nueva ola que a mí ya me llega tarde. Y no sólo eso, sino que también se pinta las uñas de los pies ¡de negro! Al lado de "Cañete", otros históricos del acicalamiento, como Hugo Sánchez Márquez, quedan a la altura del betún. Al recibir el duro golpe de conocer la negritud de las uñas de Santi, me resultó imposible no imaginar la escena del portero internacional, sólo en la habitación de Jerez, con una mascarilla en la cara y dos rodajas de pepino en los ojos, la "Xtreme III" de Wilkinson en una mano y el esmalte "Bourjois" en la otra, tratando de mantener el equilibrio... ¡Así como no se le iba a caer el frasco de colonia!...

No creo que a Jurgen Kohler se le ocurriera nunca pintarse las uñas de los pies. Ni siquiera con los colores del Borussia de Dortmund, su equipo durante muchos años. Ahora, el viejo defensa se retira y, como regalo de despedida para los jóvenes futbolistas, ha querido dejarles sus diez mandamientos, las "tablas de la ley" del fútbol. Lo que caracterizó a Kohler sobre el terreno de juego era su colocación, y un sexto sentido a la hora de anticiparse al movimiento del otro. Ya no me cabe la menor duda de que su buena colocación deportiva era producto de otra buena colocación, la mental, que le hizo sobrevivir al máximo nivel deportivo imaginable.

Kohler recomienda "respetar siempre al rival" y mantener la independencia ("no dejes que los quehaceres cotidianos, como matricular un coche o limpiar tus zapatos, sean realizados por alguien del club. No te vuelvas cómodo porque eso se refleja luego sobre el campo"). Desde su experiencia aconseja a los principiantes "no beber alcohol, no presumir de la riqueza, no tomar las decisiones sólo por el dinero, respetar a los aficionados, no quejarse de los dolores que se producen en el fútbol y ayudar a los compañeros". Sobre el tema de la riqueza dice algo tan sensato como lo siguiente: "no tiene sentido que alguien posea cuatro Ferraris cuando tiene un sólo culo".

Insisto en que será un problema mío. Me estaré haciendo mayor. Kohler siempre me pareció un tipo serio, y esa imagen suya apoyó en los demás la idea de que era infranqueable. Ahora entiendo por qué. Termina diciendo: "los dolores pertenecen al fútbol" y recomienda a los jugadores que se muerdan los labios y piensen en sus madres que con seguridad sufrieron más durante el parto. Adiós al último gladiador.

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