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Juan Manuel Rodríguez

Entre el honor y el dinero

La prueba del algodón no engaña. Está claro que si ahora Florentino Pérez quiere que Emilio Butragueño "sea algo más que director general", pero resulta que el líder de la Quinta del Buitre va a cobrar menos de la mitad de lo que percibía Jorge Valdano, podremos deducir fácilmente que el negocio que hizo el argentino con el Real Madrid fue redondo. Ojo, redondo para él.
 
Butragueño cobrará mucho menos que su antecesor, y sin embargo jugará "un papel más relevante en la representación institucional de la entidad". No hace falta ser muy listo para darse cuenta de que Valdano no aceptó de buen grado el hecho de cobrar menos dinero por hacer el doble de trabajo. Esa es la letra de esta canción, y ahora él podrá ponerle la música que más le apetezca. De hecho Florentino, que ya está más preocupado con su próximo proyecto, está dejando que Jorge corretee libremente por ahí hablando de "perfiles altos", "sobreimpresión" y esas cosas que le gustan tanto.
 
El hecho es que el Real Madrid ha sido históricamente un club presidencialista, salvo, quizás, en la etapa de Luis de Carlos. Lo fue, evidentemente, con Santiago Bernabéu, más tarde con Ramón Mendoza (¡cómo disfrutaba enfrentando a Lorenzo Sanz y Mariano Jaquotot!) y después con el propio Sanz. Y ha seguido siéndolo con Florentino. Él tenía una idea muy clara de lo que tenía que ser el club desde el punto de vista económico, y también desde el deportivo. Estaba claro que la primera cuestión no encerraba ningún secreto para el presidente de una de las empresas constructoras más en forma del país, de ahí que no fichara a ningún "director general económico". Sí decidió, sin embargo, contratar a golpe de talonario a un director general deportivo para no pasar por un simple forofo, pero invadió descaradamente su parcela. Lo único que le achaco a Valdano es que un tío con su "caché" no dimitiera cuando le hicieron la segunda envolvente. Prefirió cobrar y callar; eligió el "llámame gorrión y dame alpiste". Alfonso Azuara solía decir muchas veces aquello de que "entre el honor y el dinero, lo segundo es lo primero". ¿Perdió Valdano su honor por el camino a cambio de trescientos millones de pesetas al año?
 
Difícilmente será Butragueño "algo más que director general deportivo" con José Antonio Camacho sentado en el banquillo. Salvo, naturalmente, que ese "algo más" se ciña exclusivamente a la representación institucional del club que, de hecho, ya compartía con Alfredo di Stéfano. Claro que también será muy complicado que Florentino le pague al murciano un "Máster de negociación" sin su consentimiento. Porque parece también un hecho plenamente demostrado que, para Camacho, entre el honor y el dinero, lo primero sigue siendo lo primero.

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