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A Djalminha le ha faltado tiempo para quejarse amargamente de su situación de suplente en el Deportivo de La Coruña. Al brasileño no le han frenado ni su situación particular –acaba de salir de una lesión y ha estado cuatro meses sin jugar un partido oficial–, ni el buen momento por el que atraviesa el equipo, líder en España y clasificado para la siguiente fase de la Champions League. Tampoco el hecho de que Javier Irureta hablara con él en su día y le dijera que iría entrando poco a poco en el once titular. Podemos deducir, por tanto, que nos encontramos ante un futbolista genial pero egoísta, una bomba de relojería para cualquier vestuario, uno de esos toros resabiados a los que el maestro Curro Romero no quería ver ni en pintura: "¡Ese me quiere cornear, yo me largo!"

Decía Groucho Marx que la principal causa del divorcio es el matrimonio. En el Deportivo sucede lo mismo. Un asesor matrimonial lo llamaría "incompatibilidad de caracteres". Cualquiera a quien le guste el fútbol podrá darse cuenta de que Djalminha es un jugador genial, capaz de desenredar la madeja de un partido. Al mismo tiempo, el mejor Djalminha que podamos imaginarnos, el de las tardes gloriosas y los pañuelos al viento en Riazor, se basta por sí sólo para provocar más de un infarto lanzando un penalti "a lo Panenka", o autoexpulsándose tras haber marcado un golazo. Lendoiro fichó en el mismo paquete a un "endemoniado" (Djalminha) y a su exorcista (Irureta), y en esas estamos.

Al referirse a las declaraciones efectuadas por su futbolista ("si no juego me voy"), Irureta confirmó que no variará un ápice su forma de dirigir el vestuario. Eso ya se sabía. El "mister" sacó a colación una frase de "Magic" Johnson: "Cada jugador debe preguntarse: ¿qué puedo dar yo al equipo?" Desconozco si el magnífico jugador estadounidense dijo realmente eso, pero Irureta convendrá conmigo que “Magic” fue muy pocas veces suplente en Los Angeles Lakers ¿no?

Da la impresión de que el "entrenador-exorcista" ha ganado esta batalla, pero Djalminha volverá a dar guerra en cuanto se sienta desplazado. Y creo que tratará de aprovechar cualquier desfallecimiento del Deportivo, que los habrá, para recuperar en la prensa su protagonismo perdido. ¿Cómo se sale airoso de esta situación?... Vendiendo al futbolista o contratando a un técnico que le ponga siempre en el equipo titular. Lo primero es complicado, lo segundo imposible. Lendoiro tendrá la respuesta, que para eso es un profesional.

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