Menú
Juan Manuel Rodríguez

Entrenadores que quieren reinar

El banquillo resulta en ocasiones un verdadero potro de torturas para sus ocupantes. A Gerard Houllier, técnico del Liverpool, han tenido que operarle a corazón abierto tras encontrarse indispuesto en el descanso de un partido contra el Leeds. Los médicos le detectaron una disección de la vena aorta, una enfermedad mortal si no se interviene rápidamente. El uruguayo Pulpa Echamendi murió de un ataque al corazón mientras dirigía a su equipo, y José Villalonga falleció por una afección cardiovascular cuando trabajaba en la escuela de entrenadores. En 1983 Rinus Michels fue operado y, cinco años después, tuvo que ser ingresado urgentemente. Hennes Weisweiller murió cuando dirigía al Grasshoppers, y Helenio Herrera tuvo que tomarse una temporada sabática cuando tenía 53 años. Graeme Souness fue sometido a una operación de triple by pass, mientras que Kenny Dalglish dimitió en el Liverpool debido a un ataque de ansiedad.

Hace relativamente poco tiempo (1991), Johan Cruyff dejó de entrenar por prescripción médica. El doctor Borrell le dijo al holandés que llevaba dentro "una bomba de relojería que podía estallar en cualquier momento". La lista de damnificacos por el fútbol sería interminable: Valery Lobanovski, Eusebio Ríos, Jock Stein. Eso sin olvidarnos del dramático caso de Ignacio Pinedo, entrenador del equipo de baloncesto del Real Madrid, que sufrió un infarto agudo en el transcurso de una final de la Copa Korac contra el Cantú italiano, falleciendo pocos días después.

Sven Goran Eriksson, seleccionador de Inglaterra, ha echado mano ahora de Rudyard Kipling para desconectar durante los entrenamientos. El escritor inglés recomienda en uno de sus poemas "tomarse por igual las victorias y los fracasos" para combatir así con eficacia el estrés. Me llama la atención su elección porque al parecer, Kipling era un hombre huraño, con pocos amigos, un personaje ciertamente desdichado que padecía de úlceras duodenales. En definitiva: un ser humano capaz de provocar por sí sólo estrés a quienes le rodeaban.

Afortunadamente para Mc Manaman y compañía, Eriksson no escogió el "Himno al dolor físico" como uno de sus poemas de cabecera Kipling escribió un cuento muy famoso, El hombre que iba ser rey, que posteriormente John Huston pasó al cine como El hombre que pudo reinar (Sean Connery y Michael Caine), y que era uno de los preferidos de William Faulkner. Desde sus banquillos, todos los entrenadores quieren ser reyes a su manera, monarcas de una obra que siempre resulta inacabada. El miedo a la derrota y la incomprensión ajena son, a la postre, los factores que provocan esa ansiedad. Si Rudyard Kippling es capaz de rebajar la tensión al primer seleccionador extranjero en la historia de Inglaterra, bienvenido sea. A Japón deberá llevarse sus obras completas porque los hooligans no se andan con chiquitas.

En Deportes

    0
    comentarios