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Juan Manuel Rodríguez

Fracaso y éxito del Atlético

Tarde y noche radiofónica por excelencia —el maestro Antonio José Ales me dijo en una ocasión que la “tarde-noche” no existía, como tampoco se había encontrado jamás con un “españolito de a pie” —. Y como es sin duda la contradicción humana la que mueve el mundo, habré de posicionarme rápidamente: el gran fracaso del fútbol en España esta temporada ha sido sin duda el Atlético de Madrid; pero también ha sido el gran triunfador. Iré por partes. Del tercer club español (por historial, por presupuesto y jugadores) no se puede esperar nunca que baje a Segunda División; menos aún que no logre el ascenso inmediatamente después de haber descendido. Pues bien: el Atlético bajó y ahora sabemos que pasará al menos otra temporada más en la División de Plata. El fracaso deportivo sin paliativos quedaba reflejado en la imagen de Pablo Futre, Enrique Cerezo y Abel Resino dando vueltas sin ton ni son, como leones enjaulados y deprimidos en el túnel de vestuarios del Coliséum Alfonso Pérez.

Pero el Atlético de Madrid es al mismo tiempo el gran triunfador del fútbol español. ¿Cómo es posible? Muy sencillo: quien piense que un club de fútbol es sólo un estadio en el que, domingo tras domingo, juegan unos futbolistas con mayor o menor habilidad dependiendo de los casos y del dinero, está radicalmente confundido. Un equipo de fútbol (y hoy que sólo reina el dólar, mucho más que nunca) es su afición. Y el capital humano inquebrantable y cuasi religioso que posee el Atlético de Madrid debe ser la envidia de los más poderosos, de aquellos que ganan la Copa de Europa o la Liga, la Copa y la Recopa, y de aquellos otros que baten récords sin bajarse del autobús.

Estuve en un tris de creer que el “pupas” sería el primer equipo de la historia en lograr el ascenso en la última jornada. Lo creí porque lo creyeron sus aficionados y de ellos me fío a pies juntillas. Pero no pudo ser. Al Paseo de los Melancólicos le llaman la “senda de los elefantes” porque los seguidores colchoneros salen siempre con la cabeza gacha, balanceándola de derecha a izquierda, de izquierda a derecha. No hay porqué. El Atlético de Madrid seguirá siendo grande al margen de la categoría en la que jueguen. La afición rojiblanca ha vuelto a ganar la Champions League. Desgraciadamente para Gil, él no ingresa derechos de televisión por lo que suceda en la grada sino por lo que ocurre sobre el césped.

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