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Seguro que el "káiser" Franz Beckenbauer no estaría en absoluto de acuerdo con el profesor Norberto Bobbio y aquello tan famoso de "igualar entre los desiguales". Porque no hay un mundillo más desigual que el del fútbol. En España, por ejemplo, hay equipos de Primera, Segunda y Tercera. Dentro de los clubes que componen la Primera División se realiza otra criba en función del historial, el número de socios y aficionados y el poder económico. Aquí están el Real Madrid y el Barcelona, por un lado, y el resto por el otro. ¿Acaban aquí las desigualdades?... En absoluto. Tomemos por caso el vestuario del Madrid. Allí existen "Zidanes y Pavones", y una "casta intermedia" integrada por los Helguera, Casillas, Michel... Ronaldo es inalcanzable para Miñambres, y Valdano le pone a Portillo el ejemplo de Raúl.

¿Cómo se iguala entre los desiguales en el fútbol? Es imposible. Al no existir colores ni futbolistas que firmen en blanco la situación se complica. El jugador lo que quiere, por encima de todo, es mejorar, continuar acentuado las desigualdades con respecto al otro. Y también los clubes. ¿Cómo le va a decir el presidente del Villarreal al del Barcelona lo que tiene que ingresar por derechos de televisión?... Por muy pronto que se levante Pedro Tomás y muy tarde que se acueste, Real Madrid, Barcelona e incluso Atlético de Madrid negociarán al margen del resto de equipos que componen la Liga de Fútbol Profesional. Y es que ahí nace otra desigualdad más, la del famoso "pagar por ver". Y aquí, en España, la gente sólo paga por ver al Madrid y al Barcelona. El resto supone una ruina solidaria.

Supongo que en Alemania sucede lo mismo con el Bayern de Munich. La Bundesliga negocia los derechos televisivos globales de todos los clubes germanos; ahora quieren multar al equipo muniqués tras descubrirse un pacto secreto con el grupo Kirch por el cual el Bayern recibiría 21,5 millones de euros. Beckenbauer, sabedor de su poder, ha realizado unas declaraciones sorprendentes al Bild amenazando con retirar a su equipo de la competición alemana e inscribirlo el año que viene en el calcio italiano. ¿Se imaginan al Bayern jugando contra la Roma o el Inter de Milán? Y es factible puesto que la Liga de aquel país no prohíbe la inscripción de equipos que no sean italianos. Beckenbauer, que ya advirtió sobre el "crack" financiero de los clubes, se está adelantando sólo a lo que dentro de unos años será una realidad: la Liga Europea de Clubes. Más desigualdades.

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