No hemos conseguido aún que el submarino nuclear ¿o no nuclear? Tireless vaya a repararse ¿o no? a la Gran Bretaña de la que procede, y las "vacas locas" nos pasan por los lados; pero, al menos, la Federación Española de Fútbol ha aplazado el ingreso de Gibraltar en la UEFA. Salvada la honra patria (al menos hasta el próximo mes de abril), a mí se me caen los palos del sombrajo escuchando estas discusiones bizantinas.
Todavía me troncho cuando reviso aquellas cumbres de la cinematografía mundial ("To er mundo e güeno" y "To er mundo e mejó"), dirigidas por Manolo Summers, en las que se hacía pasar por un policía secreta y -cámara oculta en ristre– hacía gritar a los paisanos aquello de "¡Gibraltar español!"... Parece como si en Nyon se estuviera debatiendo algo importantísimo, cuando en realidad es baladí: ¿Que Gibraltar quiere ingresar en la UEFA y tener selección propia? ¿Y por qué no?... ¿Que Gibraltar quiere jugar contra España? Pues ¡a jugar! Verguenza debería darle al Ministro Piqué no haber logrado lo que, sin embargo, sí ha conseguido la mano derecha de Ángel Villar, Gerardo González.
Por otro lado, resulta muy curioso que un país como el nuestro (con un Parlamento catalán que debate sobre la conveniencia de tener leyes propias del deporte; o con un Parlamento vasco en el que se defiende a capa y espada el hecho de sacar adelante una selección vasca de fútbol) se rasgue las vestiduras porque Gibraltar quiera ingresar en la UEFA... ¿Y qué?... Mientras en España resulte heroico (y noticia de portada) que el Ayuntamiento de Bilbao pida la organización de una etapa de la Vuelta Ciclista, lo de Gibraltar será el chocolate del loro (o del mono).
Ahora la decisión está en manos de un abogado alemán, otro belga y un tercero de Suiza. ¡Malo! Además, Gerardo dice que los ingleses se han portado como auténticos "gentelmans". ¡Peor! Al final (y si no al tiempo), la selección vasca jugará contra la gibraltareña; España se enfrentará a Cataluña; Ángel Villar presidirá la FIFA, y en el embarcadero seguirá amarrado el "Tireless" de Tony Blair. Lo dicho: el mejor, Summers. El sí que nos comprendía a todos.
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