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Juan Manuel Rodríguez

Gucci y Vodafone al margen

Gucci al margen, resulta que David Beckham es un extraordinario jugador de fútbol, precisamente “uno de los mejores del mundo” a los que Florentino Pérez se comprometió en su día a traer al Real Madrid. No en vano Beckham estaba llamado a liderar en solitario el proyecto del nuevo Fútbol Club Barcelona que es —aunque ahora haya dejado de parecerlo— el máximo rival deportivo a nivel mundial del club madridista. Hay incluso quien comenta que Joan Laporta, sabedor de que el Real Madrid ya tenía atado al centrocampista inglés, pagó una cantidad de dinero al Manchester United sólo para que éste se dejara querer en público y no desmintiera la posibilidad de que el futbolista pudiera vestir la camiseta azulgrana. No fue así pero Laporta pudo haber ganado las elecciones gracias a la “marca Beckham”, un símbolo de indudable tirón internacional. ¿En qué estabas pensando Bassat?

David Beckham, que estaba destinado a ser el indiscutido “number one” del Barcelona, será ahora en el Real Madrid sólo otro más. En realidad Beckham ha elegido la opción más tranquila futbolísticamente hablando puesto que, en el equipo en el que juegan Raúl, Ronaldo, Zidane, Figo o Roberto Carlos, la responsabilidad estará mucho más distribuida. Por eso Florentino Pérez ha recalcado también hasta la saciedad el hecho de que haya sido el propio Beckham quien haya insistido en venir a jugar al Real Madrid. En el estadio Santiago Bernabéu no sólo estará más arropado sino que probablemente tenga más posibilidades de jugar bien al fútbol.

Gucci, Vodafone y estratégicos rotos en el pantalón vaquero al margen, resulta que Beckham es un portento físico, un chico disciplinado que golpea al balón con una dureza y precisión inusitadas. Lo normal es que, cuando un futbolista quiere imprimirle mucha velocidad al balón, tome distancia con respecto a él. Ahí está el caso de Roberto Carlos que quizá sea el futbolista que golpea con más fuerza el esférico. En el caso de Beckham no es así. El suyo es un gesto natural y sorprendente porque, casi sin despeinarse (eso cuando no está rapado), golpea el balón para que este adquiera una velocidad endiablada. Velocidad y, ojo, también precisión quirúrgica. Más precisión desde luego que en el caso de Roberto Carlos. El Real Madrid completa su gama ofensiva con un jugador que hará las delicias de los aficionados. Bendito problema el que tendrá Carlos Queiroz. Si él no sabe compatibilizar a Beckham con Figo y Zidane ya me ofrezco yo desde ahora mismo. Y por la mitad de lo que cobre el entrenador portugués.

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