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Juan Manuel Rodríguez

Hooligans: ¿dueños del fútbol?

Desconozco si Ali Unit Demir sabe que es objeto de estudio. Del "hooliganismo" ha hablado hasta la Escuela de Leicester y, como no podía ser de otra forma, han opinado los marxistas. Su enfoque apunta más en la dirección del aburguesamiento del fútbol, la mediatización de la masa y la rebelión obrera... Más o menos, lo de siempre. Hay quien opina que las sociedades democráticas no están ya acostumbradas a la violencia consustancial a los seres humanos, e incluso aquellos que sostienen que una violencia controlada no es mala. El caso es que en abril de 2000, en las vísperas de un Galatasaray-Leeds, Ali Unit Demir asesinó –sólo o en compañía de otros, que eso no ha llegado a probarse– a Cristopher Loftus y Kevin Speight, por lo que acaba de ser condenado a quince años de cárcel.

Todavía está reciente el incidente sufrido por Lussenhoff en Tenerife. Gracias a Dios, el desalmado que le lanzó una piedra del tamaño de una sandía erró el tiro. De lo contrario, ahora mismo estaríamos hablando de una tragedia. Acabo de enterarme de que este miércoles por la mañana Djalminha le ha pegado un cabezazo ¡a Jabo Irureta!... Y he visto también las imagenes de Joan Gaspart llegando al restaurante "Jockey", donde tenía previsto comer con la directiva presidida por Florentino Pérez. Un loco trata de engancharle al cuello una bandera del Real Madrid, a lo que el presidente barcelonista responde con desagrado. ¿Y si en lugar de una bandera hubiera sido un puñal? Igual habría que guardar un minuto de silencio en el estadio Santiago Bernabéu.

La solución al problema viene dada por un mayor control policial, potenciando la investigación de los grupos ultra que usan el fútbol -como podrían hacer con el cine o la ópera si estos espectáculos fueran capaces de congregar a cincuenta mil personas todos los domingos- para publicitar su ideología, y también por la responsabilidad de directivos, futbolistas y también, por qué no decirlo, periodistas. Está claro que declaraciones como las de Joan Gaspart y respuestas como las de Alfredo di Stéfano no ayudan a mantener el deseado equilibrio. Hay quien puede entenderlas como otro juego al márgen del meramente deportivo, y otros locos que no.

¿Sabrá Ali Unit Demir que él es un hooligan? No lo sé. Pero lo que sí puede afirmarse es que es un asesino. Apuñaló a dos personas escondido entre la masa. ¿Habrá recapacitado el animal que atentó el otro día contra Lussenhoff? Ellos dos, probablemente, estén ya perdidos para la causa, pero hay que trabajar para que el fútbol no se convierta en un espectáculo habitualmente sangriento.

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