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Vicente del Bosque quiso jugar a Marat en el estadio Manuel Ruiz de Lopera y su equipo salió guillotinado de Sevilla. No existe 4-4-2, doble pivote o rombo que explique el desaguisado táctico del entrenador del Real Madrid, carente aún, cuando ya llevamos un mes de competición, de un sistema claro en el que sus jugadores puedan confiar. La inoportunidad de la revolución emprendida ante el Betis es debida a la cantidad de los cambios (César, Geremi, Iván Campo y Celades entraron, respectivamente, por Casillas, Michel, Karanka y Makelele) pero también a la calidad de los mismos, con algunos matices que conviene explicar.

Nadie duda de la valía de César como portero, lo que tampoco se puede entender es qué motivó a Del Bosque a quitar a Casillas tras salvar al Real Madrid de caer derrotado en Roma. Por otro lado, Geremi es un hombre voluntarioso pero de una calidad inferior, lo diga quien lo diga, a la de Michel Salgado. En cuanto a Celades, el jugador catalán nunca podría desempeñar la labor estajanovista de Makelele. Por último, y sin querer zaherir a nadie (no es esa, en modo alguno, mi pretensión) ya he comentado en multitud de ocasiones que Iván Campo no es futbolista ni siquiera para el filial merengue; su falta de actitud, colocación y concentración en el primer gol del Betis debería editarse en vídeo y repartirse por las escuelas de fútbol: "Lo que jamás debe hacer un defensa central".

Empiezo a tener la sensación de que la presión le pasa factura también al "hombre tranquilo". Del Bosque no es Del Bosque, al menos no es el mismo que ganó la Champions y la Liga como quien hace ganchillo un domingo por la tarde. Florentino Pérez ha realizado el mayor desembolso económico de la historia en un jugador y, por si alguien se olvidaba del dato, el club cumplirá cien años en 2002. A la tradicional presión madridista hay que sumar las otras dos; una "presión elevada al cubo" que aún no se sabe cómo aguantará el bueno de Vicente.

Ya ha salido raudo Jorge Valdano asegurando que "Del Bosque siempre tiene razón para el director deportivo de este club". Veremos. Robespierre también dijo públicamente lo mismo de Marat y al final le asesinaron mientras se bañaba. Por si acaso, y si yo fuera el entrenador del Real Madrid, me guardaría mucho de mirar hacia atrás mientras me ducho en la ciudad deportiva. Hay mucha gente que resbala sin querer ¿no?

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