Menú

La historia del ajedrez está protagonizada por biografías habitualmente apasionantes. Puede que de entre todas ellas la más peculiar sea la del estadounidense Bobby Fisher, fuente continua de inspiración para los guionistas e incluso protagonista de alguna película que preguntaba en su título por el paradero del ex campeón mundial. Pero no sólo él. La carga de tensión que adquirieron las acometidas (no habría otra forma de catalogarlas) entre el oficialista Karpov y el disidente Kasparov lograron acaparar la atención de muchas personas que desconocían este deporte. Pero el primer rebelde no fue éste último; fue Víktor Korchnói, que ahora cumple 70 años, el que osó abrir la veda contra Campomanes y sus muchachos.

La turbulenta vida de Korchnói también fue llevada al cine; "La diagonal del alfil" ganó en 1984 el Oscar a la mejor película extranjera. Conviene recordar que Víktor huyó de la URSS en 1976, refugiándose primero en Holanda y más tarde en Suiza, país en el que continúa viviendo en la actualidad y del que adoptó en su momento la ciudadanía. En aquellos momentos la fuga de Korchnói supuso un duro golpe para la dictadura comunista, hasta el punto de que la prensa soviética no le llamara nunca por su nombre sino como "el traidor". Los dos duelos que protagonizó con Karpov pasaran a los anales de la historia, y alguno de los capítulos no se dedicará precisamente a analizar la brillantez de los contendientes.

En la primera final del Mundial, la delegación soviética quiso que el suizo jugase con la inscripción de "apátrida" en una bandera blanca. El viejo zorro aceptó el color aunque contrarrestó con otra leyenda: "Yo me escapé". En la segunda, los jueces se vieron en la obligación de colocar un tablón bajo la mesa para que no se dieran patadas. Korchnói no pudo vencer a Karpov. En la primera partida, y tras tres largos meses de desgaste físico e intelectual, el ruso se impuso por 6-5; la derrota fue más evidente en la segunda y cayó por 6-3.

Korchnói siempre estuvo convencido de que el KGB quería asesinarle; hace dos años se desclasificó el "archivo Mitrojin" en el que se dejaba entrever que los agentes soviéticos debían velar porque Karpov mantuviera el título a cualquier precio. Hoy Víktor vive apaciblemente en Wohlen y, a pesar de su edad, se mantiene entre los 50 mejores ajedrecistas del mundo. Han cambiado mucho las cosas desde el 76. Incluso su otrora enemigo mortal, Anatoli Karpov, acaba de fichar por el Club Valencia de ajedrez; el gran maestro internacional cobrará un millón de pesetas por partida, hasta el punto de que ya le conocen como el "Figo del tablero". Después de tanto sufrimiento, la eterna ley de la oferta y la demanda. Un enrroque capitalista al fin y al cabo.

En Deportes

    0
    comentarios