Cuanto más tiempo tarden los "ocho de Oxford" en entregarle a Ángel Villar, en un cofre con siete llaves, el nombre del elegido para sustituir a Iñaki Sáez, más se fomentarán reacciones como las del ínclito Van Gaal -en contra de Luis Aragonés debido a su edad- o de Uli Stielike a favor del ex seleccionador de fútbol. Y cuanto más tiempo tarden en adoptar la decisión que tomaría cualquiera de nosotros en su caso (esto es, elegir a Aragonés, Del Bosque o Irureta), más circularán por ahí también los nombres ciertamente surrealistas de entrenadores de fútbol a los que nadie en su sano juicio habría asociado jamás en la vida con el banquillo de nuestra selección. Pedro Cortés nos dijo el viernes en "El Tirachinas" de la Cadena COPE que él también tenía el título de entrenador, y prometo que prefiero antes al ex presidente del Valencia que a muchos de los que están saliendo recientemente a la palestra.
El sábado por la noche, Radio Nacional de España dijo que la Federación sólo había hablado con un entrenador, y que ese técnico era ¡Benito Floro!... ¿Acaso era 28 de diciembre?... Mis señales de alarma saltaron cuando, en el transcurso del partido correspondiente a los cuartos de final de la Eurocopa entre la República Checa y Dinamarca, el periodista que transmitía el partido para Televisión Española dijo, como quien no quería la cosa, lo siguiente: "Benito Floro ya habló en su día de la importancia del saque de banda"... ¡Otra vez Floro!... Su nombre había surgido como si nada en menos de veinticuatro horas... ¿Sería cierto que los "ocho de Oxford" estaban pensando seriamente en él como seleccionador nacional?